La noche en la canchita había estado llena de risas, bromas, y algunas caídas épicas que hasta los que solo miraban no podían dejar de comentar. Mientras los jugadores se refrescaban y recuperaban el aliento, Lisandro, que siempre tenía el don de encender la fiesta en el grupo, propuso algo que levantó la expectativa de todos.
—Escuchen, escuchen… —dijo Lisandro, interrumpiendo una conversación de fondo—. Yo tengo un par de botellas en casa y no quiero que terminen el año guardadas. ¿Qué les parece si vamos y armamos una mini joda?
Apenas terminó de decirlo, el grupo estalló en gritos de aprobación y bromas. Nahuel y Rodrigo, quienes siempre estaban juntos, se miraron con una sonrisa de complicidad, mientras Cristian se acercaba rápidamente a Lisandro, rodeándolo con un brazo y asintiendo, claramente encantado con la idea.
Julian, por otro lado, sintió un pequeño nudo en el estómago. No sabía si le encantaba la idea de quedarse en un espacio cerrado con Enzo, aunque fueran todos sus amigos. Antes de que pudiera decir algo, Cuti le dio una palmada en el hombro.
—Dale, Ju, venite. No te hagas el antisocial.
Apenas accedió con un movimiento de cabeza, ya que todos parecían entusiasmados. Pero pronto, se dio cuenta de un problema: no tenía forma de llegar a la casa de Lisandro. Sus amigos, Lean y Joaquín, ya estaban ocupados entre sí, y no había nadie más que pudiera llevarlo. Estaba pensando en si lo mejor sería simplemente pasar, pero justo en ese momento, sintió el toque de Enzo en el hombro.
—Ey, Ju, ¿querés que te lleve? —preguntó Enzo, en tono despreocupado pero con un destello de interés en la mirada.
Julian rodó los ojos. Había sido lo suficientemente firme en mantener su distancia y, con Enzo ofreciéndose, sintió que todo el avance que había hecho podía tambalearse. Negó con la cabeza, mirando hacia otro lado.
—No hace falta, ya veo cómo llego —respondió, intentando sonar seguro.
—Dale, Juli, no seas cabezón —insistió Enzo, moviéndose para interponerse en su camino con una sonrisa persistente—. Somos los únicos que vamos a la misma zona. No me cuesta nada.
Julian lo miró, frunciendo el ceño, y en su mente intentaba encontrar alguna otra opción. Pero Enzo parecía decidido. Había algo en su tono, no tan insistente como antes, pero sí lo suficientemente persuasivo como para que Julian se sintiera acorralado.
—Bueno, está bien, pero no me chamuyes —dijo finalmente, suspirando y resignado.
—Tranqui, no voy a hacer nada raro. Lo juro —respondió Enzo con una sonrisa amplia.
Minutos después, se encontraban en el auto de Enzo, camino a la casa de Lisandro. Durante los primeros minutos, el silencio entre ellos fue denso. Enzo intentó poner música para relajar el ambiente, mientras Julian miraba por la ventana, intentando parecer desinteresado.
—¿Todo bien con vos? —preguntó Enzo de repente, en un tono casual.
Julian giró la cabeza hacia él, sorprendido por la pregunta. Asintió, sin ganas de dar demasiada información. Sentía que cuanto menos dijera, menos podría darle pie a Enzo para acercarse.
—Todo bien —respondió con sequedad.
—Me alegra —contestó Enzo, manteniendo su mirada en el camino, pero con una sonrisa que delataba que estaba contento de tener al menos esa breve respuesta.
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cruzando líneas // enzulian AU
Fanfictiondonde ambos descubren lo que es el amor a través de su odio