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La mañana llegó con un rayo de luz que atravesaba las cortinas de la habitación de Julián. El castaño abrió los ojos lentamente, con el cuerpo adolorido y la cabeza latiendo por los efectos del alcohol. Pero no fue solo la resaca lo que lo hizo sentirse incómodo. Giró la cabeza y ahí estaba Enzo, profundamente dormido, con el brazo extendido sobre la cama como si intentara alcanzarlo incluso en sueños.

Julián suspiró profundamente, apartando las sábanas para levantarse. Sentía un nudo en el pecho, una mezcla de vergüenza, arrepentimiento y enojo consigo mismo. ¿Cómo había dejado que pasara eso? Se dirigió a la cocina en silencio, buscando algo de agua, mientras su mente volvía una y otra vez a los eventos de la noche anterior. Cada beso, cada toque, cada momento en el que había sentido que todo lo demás desaparecía. Y ahora… todo se sentía como un error.

Mientras tomaba un vaso de agua, escuchó pasos detrás de él. Enzo apareció, despeinado y con esa expresión de recién despierto que usualmente habría hecho sonreír a Julián. Pero no esta vez. No ahora.

—Buen día… —murmuró Enzo, con una pequeña sonrisa, acercándose a la mesa.

Julián apenas levantó la vista hacia él, sin responder. Su silencio hizo que Enzo frunciera el ceño, notando la distancia inmediata.

—¿Estás bien? —preguntó, sentándose frente a él, apoyando los codos en la mesa.

Julián dejó el vaso con un golpe seco, clavándole una mirada que hizo que Enzo se tensara.

—No, no estoy bien, Enzo. Esto… lo que pasó anoche, fue un error. —Su voz era fría, cortante, como una pared levantándose entre ambos.

Enzo parpadeó, desconcertado, mientras buscaba las palabras adecuadas.

—¿Un error? Julián, yo… pensé que—

—No pensaste, Enzo. Y yo tampoco. Nos dejamos llevar, pero no significa nada. —Julián interrumpió, su tono firme, aunque dentro de él, todo era un caos.

El morocho se quedó en silencio por unos segundos, procesando lo que acababa de escuchar. El golpe de las palabras de Julián fue evidente en su rostro, pero intentó mantener la compostura.

—¿No significa nada para vos? —preguntó finalmente, su voz más baja, casi temblando.

—No puede significar nada —respondió Julián, mirándolo directamente a los ojos. Sus palabras eran tajantes, pero sus manos temblaban ligeramente—. Todo lo que pasó entre nosotros antes… todo lo que hiciste, no cambia solo porque nos acostamos. Esto no arregla nada.

Enzo apretó los labios, desviando la mirada por un momento antes de volver a enfrentarlo.

—Yo no estoy diciendo que arregle todo, Julián, pero pensé que al menos era un comienzo. Que me estabas dando una oportunidad…

—No te estoy dando nada —interrumpió Julián, cruzándose de brazos. La dureza en su voz era un escudo, una manera de protegerse de lo que realmente sentía—. Fue una noche, y ya está. No quiero que lo confundas con algo más.

Enzo se quedó inmóvil, sin saber qué decir. Por primera vez, no encontraba las palabras adecuadas, no tenía ese chamuyo que siempre lo sacaba de situaciones incómodas. Todo lo que podía hacer era mirarlo, tratando de leer algo en su expresión, alguna señal de que Julián no lo decía en serio.

—Entendido —respondió finalmente, su voz más apagada de lo habitual. Se levantó de la mesa, pasando una mano por su cabello en un gesto nervioso—. No quiero forzarte a nada, Julián. Pero, por más que me digas que fue un error, no pienso dejar de intentar que me des otra chance. Vos podés estar enojado conmigo, podés pensar que soy lo peor, pero no voy a rendirme.

Julián lo miró, con una mezcla de incredulidad y cansancio.

—Hacé lo que quieras, Enzo, pero no cuentes conmigo. —Se levantó también, llevándose el vaso a la pileta—. Y ahora, sería mejor que te vayas.

Enzo asintió lentamente, sabiendo que no tenía sentido quedarse más. Sin decir una palabra más, se dirigió a la puerta, tomando sus cosas. Antes de salir, se detuvo un segundo, como si estuviera a punto de decir algo, pero finalmente negó con la cabeza y se fue, cerrando la puerta tras de sí.

Julián se quedó solo en la cocina, con las manos apoyadas en la pileta y los ojos cerrados. Por más que intentara convencerse de que había hecho lo correcto, algo en su interior no dejaba de doler. Pero no estaba listo para enfrentarlo, no todavía.







































 Pero no estaba listo para enfrentarlo, no todavía

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Holii, les aviso que ya quedan pocos caps!! Bayy

cruzando líneas // enzulian AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora