capítulo 16

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El aire nocturno en la ciudad era frío y tranquilo, pero el silencio entre ellos era cálido, lleno de una cercanía nueva y profunda. Mientras caminaban hacia la parada de autobús, sus manos se rozaban de vez en cuando, y cada vez que lo hacían, sentían una corriente de electricidad recorriéndoles el cuerpo. El mundo a su alrededor parecía difuso; solo estaban ellos dos, unidos por un vínculo que ambos habían decidido abrazar.

Cuando el autobús llegó, se sentaron juntos, el uno al lado del otro, en la última fila. Jimin, agotado después de todo lo que había pasado, apoyó suavemente su cabeza en el hombro de Jungkook, encontrando en él una calma que pocas veces había sentido. Jungkook sonrió y, sin dudar, entrelazó sus dedos con los de Jimin, acariciando suavemente el dorso de su mano con el pulgar. Era un gesto simple, pero cargado de afecto, como si quisiera asegurarle que, mientras estuvieran juntos, él siempre estaría a su lado.

El autobús avanzaba lentamente, y ambos observaban la ciudad pasar por las ventanas, iluminada por las luces parpadeantes de las calles. Se miraban de reojo, intercambiando sonrisas tímidas y miradas llenas de significados silenciosos. Sentían que estaban descubriendo una parte de sí mismos que había estado esperando a ser encontrada.

Al llegar a la casa de Jimin, este le sonrió y, con una pequeña risa, lo invitó a pasar.

-Es tarde... ¿quieres quedarte? -preguntó, sus ojos brillando con algo más que simple cortesía.

Jungkook asintió, sin soltar la mano de Jimin mientras lo seguía hasta su habitación. Todo parecía tan natural, como si estar juntos de esa manera, en esa intimidad, fuera lo que habían estado buscando desde siempre.

Una vez en la habitación, Jimin buscó en su armario algo de ropa cómoda y se la ofreció a Jungkook. Jungkook tomó la prenda y, sin dejar de sonreír, empezó a cambiarse, sintiendo un calor agradable en el pecho al ver cómo Jimin hacía lo mismo. No era solo la cercanía física, sino esa sensación de confianza y entrega que hacía todo tan perfecto.

Cuando ambos se recostaron en la cama, un silencio cómodo se instaló entre ellos, como si no hicieran falta palabras para expresar lo que sentían. Jungkook miró a Jimin, y sus ojos oscuros brillaron con una chispa de travesura. Lentamente, alzó una mano y, con un movimiento suave, llevó su dedo a la oreja de Jimin.

-¿Qué estás haciendo? -susurró Jimin, riendo suavemente y sin moverse.

De repente, Jungkook sacó algo pequeño y brillante entre sus dedos. Jimin lo miró, sorprendido. Era el anillo que Jungkook le había dado en su cita. El mismo que él pensaba que había perdido en el lago. Sus ojos se abrieron con asombro mientras parpadeaba, incrédulo, mirando el anillo y luego a Jungkook.

-¡¿Cómo lo tienes?! Pensé que lo había perdido... -murmuró, emocionado.

Jungkook sonrió, con esa mirada cálida y segura que hacía que Jimin sintiera que su corazón latía aún más rápido. Le tomó la mano y, con cuidado, deslizó el anillo en su dedo. Jimin lo observaba con la respiración contenida, incapaz de desviar la mirada de él, de ese momento perfecto.

-La verdad es que quería esperar para pedírtelo bien -susurró Jungkook, su voz baja y suave, como si hablara directamente al corazón de Jimin-. Pero después de hoy, de todo lo que pasamos juntos... ya no quiero esperar.

Jungkook respiró hondo, sus ojos profundos y sinceros, reflejando una emoción tan pura que hizo que Jimin sintiera un nudo en la garganta.

-Park Jimin... déjame ser tu novio. Déjame cuidarte, estar a tu lado... déjame ser parte de ti.

El corazón de Jimin se aceleró, y una oleada de emociones le nubló la mente. Sus ojos se llenaron de lágrimas de alegría, y sintió como si el amor que guardaba en su pecho se desbordara en ese instante. Sin decir una palabra, asintió, una sonrisa temblorosa iluminando su rostro.

VENOM EN EL ALMA | KOOKMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora