VENOM EN EL ALMA | KOOKMIN

capítulo 01

La nave espacial avanzaba en silencio absoluto, una sombra entre las estrellas, deslizándose en dirección a la Tierra. A primera vista, parecía una misión espacial común, otra exploración científica entre tantas. Pero en su interior, en compartimientos de máxima seguridad, reposaban entidades que ningún ser humano había visto jamás.La Fundación Eternum, una corporación misteriosa y poderosa, había emprendido un viaje audaz, explorar el universo en busca de formas de vida que pudieran cambiar para siempre la existencia en la Tierra. En su expedición, sus científicos habían recolectado muestras únicas, seres capaces de adaptarse a cualquier ambiente y fusionarse con organismos vivos. Habían encontrado lo que llamaron simbiontes. Dentro de la nave, estos seres alienígenas parecían inertes, atrapados en cápsulas de vidrio reforzado. Pero en realidad, estaban vivos, esperando pacientemente el momento adecuado para despertar.

De pronto, una luz roja comenzó a parpadear en el tablero de mandos. Un simbionte se había escapado de su contenedor. Su forma era cambiante, una masa oscura y viscosa que se retorcía como un líquido denso, deslizándose por las paredes metálicas con un propósito desconocido y tenaz. Los sistemas de la nave intentaron activarse para controlar la fuga, pero fue inútil. El simbionte, como si tuviera conciencia, parecía evadir cada intento de contención, adaptándose a cada nuevo obstáculo. Era como una sombra viva, avanzando por los pasillos, buscando algo... o alguien.

La nave se tambaleaba, sus sistemas se volvían inestables mientras el simbionte seguía expandiéndose, infectando cables y equipos a su paso. Las luces de emergencia se encendieron, proyectando un resplandor rojo en la cabina, mientras el simbionte, ahora libre de su confinamiento, continuaba su avance hacia el centro de control de la nave.

Los científicos a bordo comenzaron a darse cuenta de que algo iba terriblemente mal. Uno de ellos, la Dra. Lane, monitoreaba los sistemas de soporte vital cuando las alarmas se activaron. Se apresuró hacia el compartimiento de contención, solo para encontrar la cápsula vacía, cubierta de una sustancia negra y pegajosa que parecía retorcerse al contacto con la luz. El corazón le latía con fuerza; sabía que no estaban preparados para lo que acababa de desatarse.

En cuestión de minutos, la criatura llegó hasta el piloto de la nave, un joven llamado Roy, quien intentaba restablecer el control mientras la nave comenzaba a desestabilizarse rumbo a la Tierra. El simbionte se abalanzó sobre él, cubriéndolo con una sustancia negra que se adhirió a su piel como una segunda capa. Roy sintió una corriente de energía recorrer su cuerpo, una conexión casi adictiva, como si esa entidad intentara fusionarse con cada célula de su ser. Sin embargo, la resistencia del cuerpo humano era limitada, y el simbionte pronto dejó a Roy, en busca de un huésped aún más compatible, dejando a su paso un cuerpo inerte y sin vida.

Desde el centro de control en la Tierra, la Fundación Eternum monitoreaba el descenso de la nave, observando cómo las lecturas de los sistemas caían en picada. En un intento desesperado por recuperar la misión, emitieron una orden para forzar el aterrizaje de emergencia en una región remota, alejada de cualquier asentamiento humano. El impacto era inminente, y nada parecía poder detenerlo.

Al entrar en la atmósfera terrestre, la nave comenzó a rodearse de llamas, girando fuera de control. Atravesó el cielo nocturno como un cometa encendido, En cuestión de segundos, la nave estalló contra el suelo de una zona a las afueras de Seúl, creando una explosión que retumbó en kilómetros a la redonda. La tierra se levantó como un manto de polvo y escombros, y, cuando el eco del impacto se desvaneció, un silencio pesado envolvió el cráter, donde los restos de metal humeante formaban un paisaje desolado y sin vida. La Fundación Eternum movilizó sus equipos de rescate de inmediato, mientras que, desde la distancia, algunos aldeanos observaban con asombro, sin saber que aquello no era una simple estrella fugaz.