La habitación de Jungkook estaba en penumbra, apenas iluminada por la suave luz que se colaba desde el pasillo. Después de un día largo y emocionalmente intenso junto a Jimin, su cuerpo le pedía descanso. Se estiró perezosamente antes de ponerse de pie y dirigirse al baño, listo para comenzar su rutina nocturna.
Primero, se lavó el rostro con agua fría, disfrutando de la sensación refrescante. Miró su reflejo en el espejo, notando las ligeras ojeras bajo sus ojos y el cansancio en su expresión. Suspiró, y luego se cepilló los dientes, enjuagándose varias veces mientras trataba de ignorar la persistente presencia de Venom en su mente, siempre al acecho, incluso en momentos tan mundanos.
Al terminar, regresó a su habitación y se acomodó en su cama, cubriéndose con su edredón favorito y apagando las luces. Cerró los ojos, dejándose envolver por la calma que finalmente le traía la noche. Su cuerpo se relajó, y sintió que el sueño lo arrastraba poco a poco hacia el descanso que tanto necesitaba.
Pero justo cuando estaba en ese borde entre la vigilia y el sueño, una voz profunda resonó en su mente, fuerte y demandante:
“Jungkook, tengo hambre.”
Jungkook frunció el ceño, girándose hacia un lado, creyendo que tal vez solo había sido un eco de su propia mente. Se acurrucó bajo las sábanas, tratando de ignorarlo. Pero entonces, la voz regresó, con más fuerza esta vez, resonando en su mente.
“Escúchame, Jungkook. Necesito comer. Tengo hambre.”
Jungkook abrió los ojos, frustrado, y apretó los labios. Con voz baja, murmuró en la oscuridad:
—Venom, ¿de verdad? Son las dos de la mañana. Cálmate, puedes esperar hasta mañana.
Pero Venom no se detuvo. La voz continuó, cada vez más intensa, como si el simbionte realmente sintiera la urgencia de alimentarse.
“No, no puedo esperar. Mi hambre no es como la tuya. No es algo que pueda ignorarse. Así que levántate y consígueme algo.”
Jungkook gruñó, dándose la vuelta en la cama e intentando ignorarlo. Cerró los ojos con fuerza, con la esperanza de que Venom se cansara y lo dejara dormir. Sin embargo, en lugar de detenerse, Venom insistió, casi como un eco constante en su mente:
“Tengo hambre, tengo hambre, tengo hambre…”
La repetición era como un tambor que no paraba, martillando en su cabeza. Finalmente, agotado y con una mezcla de enojo, Jungkook se incorporó en la cama, susurrando con desesperación:
—¡Ya basta! Está bien, iré a buscar algo para que te calles, pero entiéndelo de una vez: ¡No vamos a ir por cabezas!
Venom permaneció en silencio por un momento, como si procesara la declaración de Jungkook, y luego respondió, con un tono burlón:
“Tú siempre tan moralista. ¿Acaso crees que un poco de lechuga y arroz me saciarán? No soy como tú. Necesito algo… sustancial.”
Jungkook puso los ojos en blanco y, sin encender la luz, se levantó de la cama y salió de su habitación. Caminó en silencio hacia la cocina. Abrió el refrigerador y miró el interior con cansancio, considerando qué podría satisfacer a Venom sin tener que recurrir a algo extremo.
—Esto tiene que bastar —murmuró, sacando un plato de sobras que había guardado esa tarde. Era pollo con arroz y un poco de vegetales, suficiente para calmar el hambre de cualquiera… o eso esperaba.
“Eso no es lo que quiero,” gruñó Venom, con un tono de frustración que se sentía como una presión dentro de su cabeza.
—Esto es lo que hay —respondió Jungkook, con un tono firme—. No vamos a hacer nada más. No voy a ceder a tus… deseos.
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VENOM EN EL ALMA | KOOKMIN
AcakJungkook es un dedicado estudiante de medicina, cuyo único objetivo es salvar vidas. Pero una noche, mientras la sala de emergencias era llenada un misterio hombre llego desfalleciendo llevando con el algo aterrador, una criatura oscura y desconocid...