capitulo 10

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Pasaron tres días desde aquella dolorosa despedida. Jimin se había sumido en un silencio profundo, completamente distante del mundo exterior. La casa estaba envuelta en una atmósfera sombría, y a pesar de que la vida seguía adelante para los demás, Jimin parecía atrapado en su propio dolor. Jungkook no había sabido nada de él en todo ese tiempo. Intentó llamarlo varias veces, pero las llamadas no fueron contestadas. La preocupación de Jungkook crecía con cada día que pasaba sin recibir respuesta. Se sentía inquieto, como si algo estuviera fuera de lugar. No podía dejar de pensar en su rubio. Algo dentro de él le decía que debía ir a buscarlo.

Venom, el simbionte que lo acompañaba y con quien había establecido una conexión profunda, también estaba inquieto. Aunque no podía sentir emociones humanas de la misma forma, compartía la misma preocupación. Sin pensarlo más, Jungkook tomó una decisión: iría a la casa de Jimin.

Se subió a su moto, sintiendo el viento en su rostro mientras aceleraba hacia el destino que, aunque no sabía lo que encontraría, no podía ignorar. La distancia que separaba su casa de la de Jimin no era larga, pero cada segundo que pasaba sin saber nada de él hacía que la ansiedad de Jungkook aumentara.

Al llegar frente a la casa de Jimin, no dudó en bajar de la moto y caminar rápidamente hacia la puerta. Golpeó varias veces, con la esperanza de que alguien respondiera. Después de unos momentos, la puerta se abrió lentamente. Una mujer rubia, de ojos cansados y rostro serio, apareció en el umbral. Era la madre de Jimin.

Jungkook la miró por un instante, intentando leer algo en su rostro, pero no logró ver nada que pudiera tranquilizarlo. Respiró hondo y habló con voz preocupada:

-Hola, señora. Soy Jungkook, un amigo de Jimin. He intentado llamarlo, pero no he recibido respuesta, y estoy muy preocupado. ¿Está él en casa? -dijo, sin poder ocultar el nerviosismo en su tono.

La madre de Jimin lo miró en silencio, sus ojos reflejando una mezcla de tristeza y algo que Jungkook no logró identificar. Después de unos segundos de vacilación, ella asintió y, sin decir una palabra más, comenzó a caminar hacia el interior de la casa.

Jungkook, sin dudarlo, la siguió. Ella subió las escaleras lentamente, mientras Jungkook la observaba, con una sensación creciente de que algo no estaba bien. Finalmente, llegó a la puerta de la habitación de Jimin. La mujer se detuvo, miró hacia atrás y, con voz baja, dijo:

-Jungkook, él... está en su habitación. Pero no sé si está listo para ver a alguien a perdido a alguien muy importante para el. Ha estado... muy distante estos días. Lo mejor sería que hablaras con él.

Jungkook sintió cómo el corazón le latía con fuerza, pero asintió con comprensión. No sabía qué esperaba encontrar, pero su amor por Jimin lo impulsaba a no rendirse. Finalmente, la madre de Jimin le permitió pasar.

Al entrar, lo primero que notó fue el silencio. La habitación de Jimin, normalmente tan llena de vida, estaba ahora en completo caos, con libros, ropa y papeles esparcidos por todas partes. El aire parecía pesado, como si todo estuviera detenido en el tiempo. Al fondo, sobre la cama, Jimin estaba recostado, mirando al techo sin expresión alguna.

Jungkook se acercó lentamente, observando cómo su amigo se encontraba completamente ausente, como si su alma estuviera en otro lugar. La escena lo golpeó, pero no pudo evitar hablar con suavidad:

-Jimin... -dijo, su voz quebrándose ligeramente-. ¿Estás bien? Llevo días sin saber nada de ti... estoy preocupado.

Jimin no se movió al escuchar su voz. No reaccionó. Jungkook se acercó aún más, sentándose en la orilla de la cama, mirando a su amigo en silencio. Quería decir algo más, pero no sabía qué. No sabía cómo comenzar a romper el hielo en el que Jimin se había sumido. ¿Qué podía decir cuando su amigo ya no era el mismo?

VENOM EN EL ALMA | KOOKMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora