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Incendio
Mi cuerpo estaba en llamas.
Mis pensamientos... dispersos.
¿Donde estaba?
¿Por qué tenía tanto dolor?
"¡Mátame! ¡Mátame ahora!"
"Sacame de mi miseria."
Calma
¿Qué? Estaba llegando a alguna parte.
Una voz... tan familiar, pero ¿quién era?
Quien era yo ?
Mis pensamientos... palabras... nube oscura... un vacío...
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Doce horas después, Isabella finalmente dejó de gritar y suplicarme por su muerte. Había comenzado aproximadamente dos horas después de su cambio y entre murmullos incoherentes, ella me agarró y me suplicó que la matara en ese mismo momento. Por momentos sus ojos se abrían, pero no eran más que el blanco de sus ojos. Mantuve la calma mientras gritaba, sabiendo muy bien que era parte de su cambio: había sido parte de cientos de ellos y sabía que ella eventualmente dejaría de hacerlo. Aún así, no fue fácil escucharlo y seguí enviándole amor y calma.
