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Entonces, ¿qué ha estado pasando con Victoria?
Riley y yo hemos estado juntos durante algunas semanas y, si bien me gustaba tener un compañero que cumpliera mis órdenes, y él ciertamente estaba ansioso por complacerme, estaba lista para que él saliera de su etapa de infancia. Por más difícil que hubiera sido cambiar a un humano, era aún más doloroso estar en presencia de un bebé vampiro... varios de hecho.
Había secuestrado a varios humanos más de los pueblos vecinos y sólo 2 de los 9 pudieron superar el cambio. Riley agotó al resto en su afán por ayudarme.
Mis nuevos novatos estaban a punto de despertar y tenía la esperanza de que sobrevivieran. Le relaté una historia similar a los humanos durante su cambio, todavía pintando a los Cullen como malvados. No me importaba, siempre y cuando estuvieran listos para atacar cuando llegara el momento. Era todo lo que importaba.
"No he visto a esos vampiros de ojos amarillos de los que sigues hablando", murmuró Riley mientras se sentaba en el suelo del viejo granero del que nos escondíamos durante el día.
"Eso es porque siguen huyendo. Tienen miedo de revelarse, pero no te preocupes. Nos ocuparemos de ellos muy pronto. Sólo necesitamos asegurarnos de tener suficiente apoyo", respondí, esforzándome por no parecer agitada por las mismas preguntas repetidas veces.
"Oh... todavía no entiendo por qué querían secuestrarme si beben de animales".
Ésa era una observación que esperaba que no se diera cuenta. Tuve que pensar rápido. "El hecho de que beban sangre animal no significa que no dañen a los humanos. Tienen médico... al menos, así se llama él mismo. Lo que realmente hace es experimentar con humanos: cuánto dolor podrían soportar antes de desmayarse o morir, con qué fuerza tirar de un brazo hasta que se disloque... cosas así".
"¡Los odio!" gruñó y atravesó la desvencijada pared del granero abandonado. "Está bien, necesitamos hacer más de nosotros para ir contra ellos".
