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"¡Jasper!" Casi siseé. "¡Deja de mirarme! Romperé otra cerradura si sigues haciendo eso". Señalé su cuaderno de bocetos abierto. "¿No puedes simplemente dibujar o algo así?" Pregunté exasperada.
Él se rió entre dientes. "Niña, incluso si comenzara a dibujar, todavía podría verte".
"Lo sé", respondí mientras recogía la ganzúa. "Simplemente no te sentirías como si lo estuvieras si parecieras ocupado".
Levantó las manos en fingida derrota. "Está bien, estaré aquí en el sofá".
Respiré hondo pero innecesariamente, introduje con cuidado la ganzúa en la cerradura y lentamente comencé a mover y girar la herramienta. Podía escuchar los tambores moviéndose en el cilindro de la cerradura y esperaba que esta vez pudiera forzar la cerradura de la puerta sin dañarla en absoluto.
Durante la semana pasada estuve practicando. Peter había entregado un par de puertas viejas con varias cerraduras instaladas, algunas maletas viejas, un par de puertas de auto... trajo casi cualquier cosa que necesitara una llave. Rompí algunos junto con los diferentes picos y herramientas, como se evidencia en nuestro contenedor de basura desbordado. Tratando de no regodearme en los intentos no tan exitosos, agarré la herramienta con el pulgar y el índice y la giré lentamente hasta que escuché un "clic". No queriendo excitarme demasiado y dañar la cerradura mientras retiraba la ganzúa, invertí mis movimientos hasta que pude colocar la delgada pieza de acero sobre la mesa. Agarré la manija de la puerta y me giré, dejando escapar un chillido cuando la abrí con éxito.
"¡Mierda!" Jadeé mientras aplastaba la perilla. "¡Hijo de puta, estuve tan cerca!" Tiré el estúpido pomo al suelo e hice una mueca cuando escuché un crujido y la pequeña nube de polvo del ahora roto suelo de piedra.
"Lo hiciste bien, niña", dijo Jasper mientras dejaba su cuaderno de bocetos. "Mostraste mucha moderación al manipular los cilindros de la cerradura e incluso cuando quitaste la ganzúa. La próxima vez, recuerda no emocionarte demasiado al final. Estás aprendiendo."
