«ENCUENTRO FAMILIAR»

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La joven estaba sola, sentada frente al ataúd cerrado de su abuelo. La última vez que lo vio tenía 6 años, ya no recordaba nada de aquel hombre. Su madre nunca se había llevado bien con él, por tal motivo se mudaron ese mismo año a Rosario. No supo de su abuelo hasta hoy, 9 años después, el mismo día que lo están velando.

Alguien entra a la sala iluminada solo por la luz otoñal que entra por una ventana. Es un hombre encorvado por la edad, lleva una camisa de lanilla, pantalón negro y alpargatas. Se detiene frente al ataúd y suspira resignado sin hacer mayor caso a la chica que lo mira con el rostro sorprendido.

La joven baja la cabeza, incómoda por el silencio. Luego y viendo que su madre está tardando su regreso, se levanta y se acerca al hombre para preguntarle si era conocido de su abuelo.

-JA, este viejo loco no hablaba con los vivos -le contesta con una mueca de disgusto en el rostro.

Luego alza los ojos. Su mirada es más fría que la hiel y provoca un estremecimiento en el cuerpo de la joven. Después se inclina acercándose a su oído y arrastrando las palabras, le murmura:

-No le cuentes a tu madre que estoy acá.

Instantes después entra la mujer. Camina con el paso ligero hacia donde está su hija. Luego la toma del brazo instándola a dirigirse ambas hacia la salida.

-Mamá, ¿Dónde estaba internado el abuelo? -le pregunta la joven apurando el paso.
-En el psiquiátrico Borda de buenos aires. Bah -se queja. - Debí haber hecho el velatorio allá, así no me cobraban tanto el traslado a Rosario.
-¿Por qué estaba internado allí? -insistió la hija.
-Porque nunca estuvo bien de la cabeza. Decía que escuchaba voces, qué veía a mi madre, tu abuela. Ella murió antes de que vos nacieras. Me torturaba todo el día diciendo que la veía y que hablaba con ella.

La chica se sorprende de lo que está contando su madre. Antes de salir de la sala velatoria se detiene, voltea la mirada hacia la foto antigua enmarcada en un retrato que está sobre el ataúd, luego mira al viejo hombre.

-¿Pasa algo Catalina?. ¿Por qué tantas preguntas ahora?, ¿quieres decirme algo? -indaga la mujer limpiándose el rostro del rímel corrido.

El viejo levanta el dedo índice y se lo lleva a la boca haciéndole una seña para que no hable y guarde el secreto.

-Nada, mamá. No pasa nada -contesta Cata con un leve temblor en la voz, teniendo que su madre sospeche y termine ella también encerrada en un psiquiátrico como su abuelo.

 No pasa nada -contesta Cata con un leve temblor en la voz, teniendo que su madre sospeche y termine ella también encerrada en un psiquiátrico como su abuelo

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