«LA PRODIGIO»

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Desde pequeña demostró ser una prodigio. Tocaba el piano con absoluta destreza. Sus dedos finos acariciaban aquellas teclas con gracia. Era un gran placer verla.

Sabía leer a la perfección todas las partituras y tocaba con los ojos cerrados grandes clásicos. A medida que iba creciendo su belleza, también lo hacía su talento para el piano.

Con sus 23 años se había convertido en un orgullo nacional. Sus conciertos eran ovacionados y no había reunión social en que ella era la protagonista. Pero todo eso se esfumó de repente sin que nadie lo pudiera evitar.

Aquello comenzó como comienzan todas las cosas extrañas. De un día para el otro Elena dejó de tocar. Decía que había una mancha parduzca sobre el piano, que crecía y crecía queriéndola devorar.

El representante y su familia, no tuvieron más remedio que internarla en un hospital psiquiátrico cuando la encontraron alterada, a los gritos, arañando aquel hermoso piano de cola blanco.

Los medios se hicieron eco de su desgracia. Y así como se había convertido en una prodigio nacional, ahora solo era parte de un chisme para contar en navidad.

Con el tiempo y alejada de su piano ella mejoró. Su familia está pensando en pedir su alta y llevarla a las sierras de Córdoba para su total recuperación. Pero hoy es el día en que llega Nora, una estudiante del interior. Ella será su compañera de cuarto, su amiga y confidente. Tomarán la misma medicina, saldrán al patio juntas para tomar sol, y sin entender el porqué, compartirán el mismo terror. Esa mancha parduzca no era una, sino dos

Pero eso sólo lo sabemos tu y yo.

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«Cuentos para NO dormir». El Cuento te lo regalo, el susto te lo debo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora