Capítulo 12 | Deja que nos guie

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La esfera de cristal flotaba ante ellos, suspendida en el aire como si desafiara las leyes de la gravedad. El resplandor que emanaba era cálido, pero también misterioso, como si tuviera un poder oculto que aguardaba ser descubierto. Lía observó la esfera con cautela, su corazón acelerándose por alguna razón inexplicable.

Max estaba a su lado, y aunque intentaba parecer tranquilo, sus ojos delataban una creciente curiosidad. Pero Lía sabía que no solo era la esfera lo que capturaba su atención, sino ella misma. Podía sentirlo en la manera en que se mantenía cerca, en el modo en que sus ojos la seguían cada vez que se movía. Para él, esta misión, el misterio que los rodeaba, era algo secundario frente a lo que estaba comenzando a surgir entre ellos.

Mientras tanto, Lía no podía apartar la mente de la misión. Cada pedazo de información que había reunido la hacía sentir más cerca de algo grande, algo crucial que aún no comprendía por completo. La esfera era solo una pieza en el rompecabezas, y aunque algo en su interior le decía que había algo más, ella no podía dejar que sus pensamientos se desviaran hacia Max, no ahora. Tenía que averiguar el propósito de la esfera, cómo encajaba con el resto de las pistas que había recolectado, y lo que todo eso significaba. Pero al mismo tiempo, sentía la presencia de Max a su lado, como un peso invisible que empujaba sus pensamientos en otra dirección.

Max, por otro lado, no tenía los mismos dilemas. Para él, la esfera era un misterio, sí, pero también era una excusa para estar cerca de Lía. Su mirada se deslizaba hacia ella cada pocos segundos, como si la observaba más de lo que estaba dispuesto a admitir. La misión no era algo que dominara su mente de la misma forma en que dominaba la de Lía. Su mente se llenaba de preguntas sobre ella: ¿Por qué la sentía tan cerca, incluso cuando intentaba alejarse? ¿Por qué el aire se volvía más denso cada vez que sus miradas se cruzaban?

El resplandor de la esfera parecía hacerse más intenso, y Lía intentó concentrarse, a pesar de la creciente sensación de inquietud. Al observarla más de cerca, comenzó a percibir un patrón en la superficie de cristal. Eran símbolos antiguos, algo que no había visto nunca antes. Parecían moverse, cambiando sutilmente como si la esfera estuviera viva.

¿Ves eso? —Lía preguntó en voz baja, casi como si temiera que el simple hecho de mencionarlo pudiera hacer desaparecer los símbolos.

Max se inclinó más cerca, su rostro a solo unos centímetros del de ella. Lía se tensó por un momento, pero rápidamente lo apartó de su mente.

Sí. —Max frunció el ceño, observando atentamente. — Son antiguos, de algún tipo de escritura perdida. No puedo reconocerlos.

Lía soltó un suspiro, su mente corriendo en todas direcciones. ¿Por qué todo esto se sentía tan... personal? A pesar de que la esfera era parte de la misión, algo en su interior la hacía sentir conectada con ella, como si hubiera un lazo más profundo que simplemente su curiosidad.

No entiendo. —Lía murmuró para sí misma, aunque Max la escuchó. — Todo esto está relacionado con los fragmentos que hemos encontrado antes, ¿pero por qué los símbolos ahora se muestran de esta manera? Esto... Esto no puede ser una coincidencia.

Max, aunque distraído por la cercanía de Lía, intentó enfocar su mente en la esfera. Recordó las pistas anteriores, las piezas dispersas que habían seguido, pero ninguna había preparado a Lía para esto, ni a él para la sensación extraña de estar atrapado en un lugar tan pequeño, tan cerca de ella.

Tal vez sea algún tipo de activador, —sugirió Max, más para romper el silencio incómodo que para ofrecer una respuesta. — Algo que necesitamos para desbloquear la próxima fase.

Lía asintió lentamente, aunque no estaba completamente convencida. ¿La próxima fase? Había algo más, algo que no lograba captar. Miró a Max con una mirada intensa, sus ojos entrecerrados por la frustración. En ese momento, la esfera comenzó a emitir un suave zumbido, y la forma en que las marcas se movían se hizo más acelerada. Los símbolos empezaron a agruparse, formando algo que se parecía vagamente a un mapa. Era una ruta, una indicación que apuntaba a un lugar lejano.

Lía no podía dejar de mirar el mapa que comenzaba a formarse, sus dedos casi tocando la superficie de la esfera sin atreverse a hacer contacto. Sabía que lo que estaba viendo podría ser clave para todo lo que habían estado buscando, y el mapa... era hacia algo que los llevaría más allá de donde se encontraban. No solo en términos de espacio, sino de lo que descubrían sobre sí mismos y sobre su conexión.

De repente, el zumbido cesó. La esfera permaneció inmóvil, pero Lía pudo sentir cómo el aire alrededor de ellos parecía haberse cargado con algo. Algo profundo, que iba más allá de las palabras.

Max, por fin consciente de la atmósfera que había quedado entre ellos, dejó escapar un suspiro bajo, el que había estado conteniendo. Miró a Lía, sus ojos fijos en ella como si intentara leerla.

¿Qué ves? —preguntó él, sin apartar la mirada.

Lía, con una mirada que reflejaba tanto asombro como incertidumbre, respondió, casi sin pensar:

Creo que esto... nos está guiando.

La tensión en el aire era palpable, y por primera vez, Lía no pudo ignorar el hecho de que Max estaba mucho más cerca de lo que solía estar. No solo en distancia, sino en todo lo que estaba pasando entre ellos. Sabía que no podía seguir ignorando lo que él significaba para ella, pero aún así, luchaba contra sus propios sentimientos. La misión era lo más importante, pero las emociones que comenzaban a surgir entre ellos se estaban volviendo cada vez más difíciles de contener.

Max la observó por un momento largo, como si viera algo más que solo la chica que había conocido desde el principio. Había algo más en sus ojos, algo que no estaba dispuesto a ignorar.

—Esto solo se pone más interesante, —murmuró Max, con una sonrisa suave que escondía muchas otras preguntas sin responder.

Lía sintió un nudo en el estómago, pero forzó una sonrisa, girándose para estudiar la esfera nuevamente, aunque en su interior sabía que su mente estaba dividida entre la misión y lo que estaba creciendo entre ellos.

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