Lía se detuvo en el umbral, observando a Max, que aún estaba de pie junto a Erin. No podía evitar sentir una mezcla de rabia y tristeza al verlo allí, tan cerca de la verdad, tan cerca de la misión, pero sin comprender realmente lo que estaba en juego. Erin había hecho su sacrificio por ellos, por NetSphere, y ahora la responsabilidad recaía sobre ella. Y, aunque el peso del sacrificio de Erin la aplastaba, Lía sabía que era ella quien debía tomar el último paso.
Max la miraba desde la esquina de la sala, su rostro marcado por la preocupación, pero Lía no podía permitirse ser vulnerable. No podía permitir que la distracción, ni sus propios sentimientos hacia él, la desviasen nuevamente del objetivo. Se giró rápidamente y comenzó a caminar hacia la puerta, decidida a hacer lo que debía hacer.
— Lía... —la voz de Max la detuvo un instante, pero no la suficiente como para hacerla cambiar de rumbo.
Se giró levemente para mirarlo, su rostro tan serio como el suyo.
— No lo hagas. —La súplica de Max era evidente, pero también lo era el dolor en sus ojos. — No quiero perderte... No quiero que sigas sola.
Pero Lía ya había tomado su decisión.
— Ya es tarde para eso, Max. Erin ya dio su vida por esto, y yo... no voy a fallar. No ahora. —Su voz sonó firme, aunque su corazón latía con fuerza.
Max intentó dar un paso hacia ella, pero algo en la mirada de Lía lo detuvo. Sabía que, si la seguía, solo la alejaría más. Ella ya había elegido el camino solitario.
— Lía, por favor... —dijo él, casi en un susurro, pero ella ya había girado y comenzado a alejarse, con una rapidez que dejó claro que no quería mirar atrás.
Al salir de la sala, el sonido de sus propios pasos retumbó en su cabeza. Sabía que estaba haciendo lo correcto, que su misión era lo único que realmente importaba, pero el dolor en su pecho no desaparecía. No podía negar lo que sentía por Max. No podía evitar pensar en lo que había dejado atrás.
Cuando llegó a la terminal, la pantalla frente a ella se iluminó con el logotipo de NetSphere. La plataforma había estado operando en secreto durante tanto tiempo, manipulando a miles, millones. Pero hoy, todo terminaría. Ella apretó los puños, mirando fijamente la pantalla.
"Destruirás todo esto. Por Erin", se repitió en su cabeza. La misión estaba en sus manos, pero, en ese momento, también sentía el peso de las decisiones que había tomado. No solo estaba enfrentándose a NetSphere... estaba enfrentándose a sí misma. A lo que dejaba atrás.
Con un solo clic, accedió al núcleo de NetSphere. El sistema estaba vivo, palpitante con la información que contenía. La oscuridad del lugar contrastaba con la luz de la pantalla, creando una atmósfera inquietante, casi como si la red social estuviera respirando.
Lía había llegado demasiado lejos para dar marcha atrás. Sus dedos se movían rápidamente, programando cada comando que sería necesario para destruir el sistema de una vez por todas. Pero algo en su interior la hacía dudar. Esa pequeña chispa de humanidad que se había despertado en ella con Max, con Erin, no se apagaba tan fácilmente.
"No tienes tiempo para pensar en eso. No ahora," se dijo a sí misma. La misión estaba al alcance de su mano, y, sin importar lo que sentía, sabía que no podía rendirse.
De repente, la pantalla comenzó a parpadear, y una alerta apareció. La secuencia de destrucción había sido interceptada.
— ¿Qué? —Lía no podía creer lo que veía. La secuencia que había introducido no había funcionado. Algo estaba interfiriendo con el proceso.
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UNFOLLOW ✔ | M. Hernández
Historical FictionEn un mundo donde la conexión lo es todo, NetSphere gobierna cada aspecto de la vida. Tus pensamientos, tus relaciones, incluso tus recuerdos, todo está a un clic de ser compartido... o borrado. Lía siempre ha vivido bajo la sombra del sistema, sin...