La sala interior estaba sumida en un silencio ominoso, y las pantallas que parpadeaban ante ellos parecían tener vida propia. Lía no podía dejar de mirar los dispositivos que se alineaban en las paredes, sus pantallas oscuras, como si esperaran ser activadas. Había algo inquietante en la atmósfera, algo que no podía identificar, pero que la llenaba de una extraña sensación de peligro.
Max estaba de pie frente a un panel de control, tecleando rápidamente, su rostro reflejando concentración. Lía se acercó con cautela, observando los datos que comenzaban a aparecer en la pantalla. Las palabras que leían eran crípticas, pero algo en ellas hacía que Lía se sintiera más cerca de la verdad que jamás había estado.
— ¿Qué significa todo esto? —preguntó Lía, alzando la vista hacia Max. Sus ojos brillaban con la intensidad del misterio que los rodeaba, pero también con algo más. Esa cercanía que había estado evitando durante tanto tiempo ahora parecía inevitable.
Max frunció el ceño mientras seguía revisando la información. Su dedo se movía lentamente por la pantalla, como si estuviera buscando algo específico. Entonces, sin apartar los ojos de la pantalla, dejó escapar una pequeña sonrisa, como si supiera algo que ella no.
— Es difícil de interpretar, pero... parece que NetSphere está más integrado con todo esto de lo que pensábamos. —dijo, su voz grave, pero con un tono que no pasó desapercibido para Lía, como si estuviera disfrutando de la revelación. — Mira esto. —Agregó, señalando la pantalla.
Lía se inclinó hacia adelante para ver mejor. En ese momento, su hombro tocó el de Max, lo que hizo que su corazón latiera un poco más rápido de lo normal. Max, como si no hubiera notado el contacto, estaba completamente centrado en la pantalla, pero Lía no pudo evitar sentirse incómoda por la proximidad.
Observó la pantalla. La información era confusa, pero había algo familiar en las coordenadas que se mostraban. Algunas eran aún más crípticas que otras, y parecía que estaban conectadas a puntos específicos dentro del sistema de NetSphere. No había duda: había algo muy profundo, algo que se estaba ocultando.
— Esto no tiene sentido... —murmuró Lía, acercándose más para inspeccionar los datos. — Las coordenadas... están... —su voz se apagó al leer algo más claro en la pantalla. — Están en la red, pero... no tienen un origen físico.
Max miró rápidamente la pantalla, y luego alzó la vista hacia Lía, con una sonrisa divertida en los labios.
— ¿Te parece raro? —dijo, sus ojos brillando con un toque de complicidad. — Parece que alguien está tratando de ocultar algo muy importante. Y parece que tú y yo tenemos que descubrirlo.
Lía no pudo evitar sentir una chispa de emoción en su pecho. Todo en la misión la estaba llevando a un nivel más profundo, algo que, aunque desconcertante, también la hacía sentir más cerca de la verdad. Algo que parecía estar relacionado con la propia NetSphere, como si todo estuviera conectado más de lo que imaginaban.
— ¿Qué significa todo esto? —insistió Lía, buscando respuestas en los ojos de Max.
Max suspiró, su tono más serio esta vez.
— La verdad es que no lo sé. —dijo con franqueza. — Pero lo descubriremos, no importa lo que nos cueste.
Lía asintió, intentando ignorar la cercanía de Max, el leve roce de sus cuerpos mientras seguían compartiendo la misma pantalla. De repente, Max se giró hacia ella, sus ojos fijos en los de Lía, casi como si quisiera decir algo más. Pero en lugar de palabras, extendió su brazo y tocó ligeramente el suyo.
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UNFOLLOW ✔ | M. Hernández
Ficção HistóricaEn un mundo donde la conexión lo es todo, NetSphere gobierna cada aspecto de la vida. Tus pensamientos, tus relaciones, incluso tus recuerdos, todo está a un clic de ser compartido... o borrado. Lía siempre ha vivido bajo la sombra del sistema, sin...