Capítulo 13 | Tal vez Solo un Juego

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La esfera seguía suspendida en el aire, iluminando tenuemente la cueva, pero a pesar de su resplandor, el ambiente se había vuelto tenso. Lía sentía cómo el espacio entre ella y Max se hacía más denso, más palpable. Aunque la misión seguía siendo su prioridad, la cercanía de él la hacía sentir algo que no podía identificar y no quería enfrentar.

Max observó cómo Lía observaba la esfera, la forma en que sus ojos brillaban con la intensidad de su concentración. Pero, como siempre, había algo más en su mirada. Algo que Max no podía apartar de su mente. Algo que lo hacía querer estar aún más cerca de ella, aunque sabía que sus pensamientos eran un obstáculo.

¿Qué pasa, Lía? —La voz de Max fue baja, casi susurrante, y esa cercanía hizo que Lía se tensara, aunque no se movió. — ¿Sigues pensando en la misión, o ya estás pensando en algo más?

La pregunta le dio un vuelco al corazón. No era la primera vez que Max hacía comentarios así, pero el tono que usó esta vez fue diferente. Más profundo. Más personal.

Lía se giró rápidamente hacia él, sorprendida por la cercanía. Sin embargo, intentó mantener la compostura.

Lo que pasa es que estoy tratando de encontrar algo que nos ayude, Max. —Respondió, pero su voz sonó más tensa de lo que hubiera querido. — ¿No ves que estamos atrapados aquí, con esto? —Apuntó a la esfera, con la esperanza de redirigir su atención hacia algo más que el vacío que se había creado entre ellos.

Max levantó una ceja, como si disfrutara de ese juego de palabras no dicho.

Claro que lo veo. —Su sonrisa se suavizó un poco, pero no dejó de mirarla, como si la analizara. — Pero parece que no solo te interesa la esfera, Lía.

Ella frunció el ceño, intentando entender a qué se refería, pero las palabras no fluían de la forma en que le gustaría.

¿Qué quieres decir? —Su tono ahora estaba más desafiante, pero también algo incómodo. La tensión crecía entre ellos, casi tan palpable como la esfera flotante que seguía iluminando la cueva.

Max dio un paso más cerca, pero no tanto como para invadir demasiado su espacio personal, aunque su proximidad aún hacía que Lía sintiera un calor que no podía ignorar.

Sé que esta misión es importante, pero... —Max pausó, como si estuviera buscando la forma correcta de decir lo que quería. — A veces siento que te escapas de lo que realmente está pasando entre nosotros.

Lía lo miró fijamente, su respiración comenzando a acelerarse. Era difícil mantener la calma cuando él estaba tan cerca, cuando sus palabras parecían tocarlas directamente, sin filtros.

Max, no te hagas el tonto. —Intentó despejar la mente, dirigiendo su atención nuevamente hacia la esfera, pero los símbolos seguían cambiando, formando patrones que se cruzaban y luego desaparecían. — Esto es más grande que nosotros. La misión, los fragmentos... todo esto. No tenemos tiempo para... juegos.

Max la observó, una chispa de diversión brillando en sus ojos. Él sabía que estaba tocando un nervio, pero la curiosidad sobre la misión no se desvanecía. No podía evitar sentirse atraído por la manera en que Lía se concentraba en algo tan importante, sin darle espacio a lo que realmente pasaba entre ellos.

Juego, ¿eh? —Su voz se suavizó, y un destello de picardía apareció en su mirada. — Tal vez no sea un juego para ti, pero para mí esto... es algo más.

Lía se giró hacia él, incrédula.

¿Más? —Su voz se elevó un poco, antes de forzar una risa que no sonó convincente. — Max, no estoy en este viaje para... explorar lo que podría haber entre nosotros. No ahora. Esto es importante.

Max, sin perder su sonrisa, acercó aún más su rostro al de ella. Podía sentir el calor de su cuerpo, la cercanía que le resultaba casi insoportable.

¿Seguro? Porque parece que la misión no es lo único que tienes en mente. —La expresión de Max se suavizó un poco, pero su mirada estaba cargada de una tensión difícil de ignorar.

Lía bajó la cabeza, una sensación incómoda apoderándose de su estómago. Pero antes de que pudiera responder, algo en la esfera brilló con más intensidad. Los símbolos que antes parecían moverse lentamente ahora se alineaban, formando una especie de círculo completo. Un patrón distinto, una imagen que Lía no había visto antes, apareció en su mente, y su instinto la llevó a tocar la esfera.

¡Espera! —Max la detuvo antes de que pudiera tocarla. — No sabes qué puede pasar.

Pero ya era tarde. Al tocarla, una oleada de energía recorrió el cuerpo de Lía, como si algo dentro de ella hubiera reaccionado a ese contacto. La esfera emitió un destello brillante, que iluminó la cueva con un resplandor cegador. Lía sintió cómo su cuerpo se tensaba ante la vibración de la energía. Max, visiblemente sorprendido, se acercó rápidamente, tomando su brazo.

¿Estás bien? —Su voz, preocupada, rompió la atmósfera tensa que se había formado entre ellos.

Lía no pudo responder de inmediato. Estaba confundida, pero también algo más. Algo que no podía identificar. El zumbido de la esfera había cesado, pero en su mente resonaba algo profundo. Un eco de palabras, de recuerdos olvidados. Y en algún rincón de su conciencia, una imagen apareció: una figura, un rostro familiar, pero distante. Alguien que había conocido antes.

¿Lía? —Max la sacudió ligeramente, su rostro serio. — ¿Qué pasó?

Lía respiró profundamente, intentando volver al presente, pero los recuerdos la envolvían.

Es... algo más. —Murmuró, sin mirar a Max. — No es solo un mapa. Esto... tiene que ver con algo más grande, algo que no entendemos aún.

Max la miró en silencio, la preocupación aún grabada en su rostro, pero ahora había algo más. Una comprensión.

Y creo que eso también tiene que ver con nosotros. —La voz de Max fue baja, pero clara. — Tal vez sea hora de enfrentar lo que está pasando entre nosotros, Lía. Porque no creo que sea solo la misión lo que nos une aquí.

Lía lo miró, algo en sus ojos cambiando, aunque aún no estaba lista para enfrentarlo. La esfera, como siempre, mantenía sus secretos, pero también traía consigo nuevas preguntas. Y algo en su interior le decía que las respuestas no solo dependían de los fragmentos... sino también de lo que comenzaba a florecer entre ellos

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