Capitulo 29

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Nervioso. Eso era poco para describir el mar de sensaciones que sentía en ese preciso momento. Confundido. Ansioso. E incluso emocionado. Por supuesto que iba a estar feliz de que por fin después de tanto tiempo siendo ignoradas sus llamadas y los mensajes que mandaba por las noches cuando lo extrañaba. Cuando pensaba en él. Cuando recordaba todos los momentos vividos como si fueran un pasado lejano.

Cuando necesitaba de él.

De aquella persona que estuvo para darle consuelo. Apoyo. Confianza. Compañía. Cariño. y esperanza. Con quién construyó una relación de amistad superando a los demás. Una relación más allá de una simple amistad, siendo una hermandad intocable. Familia. Su otra mitad. Su base en qué apoyarse.

Su mejor amigo.

Ese por quién más de una vez lloró. Insulto. Y molestó. Pero aún así. Seguían manteniendo una conexión incapaz de interrumpir. Sabía que aquella persona también pensaba en él. O eso al menos quería convencerse para no sentirse tan solo.

Quackity. Al fin apareció como llovizna inesperada, humedeciendo los pensamientos más deprimentes. Para luego despejar su tristeza y convertirla en un enorme alivio por saber que se encontraba bien.

Lo llamó por la noche, mientras dormía. Cuando se dió cuenta que se trataba de él. No dudó ni un segundo en contestar rápidamente.

"¿Bueno? ¿Quackity?- sorprendido se levantó sentándose sobre la cama.

Hey, Roier, ¿Cómo estás?- su voz era tranquila. Cómo de costumbre. Aunque sin esa chispa divertida.

¿Dónde chingados te habías metido?, ¿Sabés lo preocupado que estaba pendejo?, y solo hablas así nomás. Te odio tanto. Pensé que habías muerto- mostraba su total preocupación. Al igual que le reprochaba por ignorar sus mensajes.

Ya quisieras deshacerte de mi. Tampoco exageres, aquí me tienes mi amor- escuchó su distinguida risa y un calor se instaló sobre su pecho. Realmente estaba aliviado. Sentía que volvía a respirar con mayor tranquilidad.

Eres un menso...de verdad te extrañé tanto- dijo lo último en un susurro mientras flexionaba las piernas y abrazaba sus rodillas- creí que había hecho algo malo. Que me habías abandonado. Y que jamás volverías- una tristeza fue capturada en el tono de su voz.

No, no, no. Estás pendejo ¿Cómo crees?. ¿Cómo podría abandonarte? Yo te quiero mucho - una sonrisa se instaló sobre sus labios. De verdad que mataría a Quackity cuando lo viera. Lo reviviría y le daría un abrazo.

¿Entonces? ¿Qué pasó? ¿A dónde fuiste?- hizo tantas preguntas recostandose otra vez en la cama. Viendo fijamente el techo.

Un pequeño silencio. Parecía pensarlo. Pensar en que contestar o en qué excusa dar ahora.

Tengo que verte. Necesito decirte algo. Pero en persona. ¿Puedes venir a la dirección que voy a mandar?- le preocupó esas palabras. Pero tampoco diría que no. Deseaba saber que fue lo que llevó a Quackity alejarse. En que estaba metido. Y que era lo que tanto quería decirle- ven solo. Que nadie se entere que nos vimos tú y yo.

Sabía que no era una tontería. Porque llamarlo de la nada a mitad de la noche para pedir verse. Eso solo significaba que se trataba de algo jodido.

Solo esperaba que no fuera algo que pusiera en peligro a Quackity. Aunque tenía la ligera sospecha de que era así.

Checó la hora. 3:00 AM. Mierda. Era muy tarde.

Ordo Theoritas. [GUAPODUO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora