𝑳𝒐𝒃𝒂 𝑺𝒐𝒍𝒊𝒕𝒂𝒓𝒊𝒂 || 𝑨𝒍𝒊𝒄𝒆 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏 (𝒈𝒙𝒈) [1]

Capítulo 42

Me sentía ridícula para cuando por fin sentí que podía levantarme de la cama. Me dediqué a limpiarme, a recoger las cosas que había usado y tiré la toalla en el cesto de la ropa sucia, aunque sabía que tendría que lavarla antes de que Alice regresara. Me detuve un momento y luego saqué el cesto y lo dejé fuera de la puerta principal. No podía llevarlo a lavar en ese momento, pero el olor en la casa solo empeoraría si lo dejaba adentro.

El juguete morado terminó en el fondo de mi cajón de ropa interior; sabía que, si tenía otro momento a solas, lo volvería a usar. El azul también lo arrojé ahí, aunque solo porque sentía que debía guardarlo, no porque pudiera imaginar un motivo más allá de que era una especie de regalo. La habitación olía a sexo y a plástico, y aunque me haría perder el calor, tuve que abrir las ventanas para ventilarla. Realmente esperaba que el olor se disipara antes de que alguien viniera.

Ya estaba bastante oscuro afuera, así que fui a la sala de estar y encendí la chimenea antes de sentarme con cuidado en el sofá. Me puse el pijama y consideré si quería leer o tal vez ver las películas de Emmett. Solo sentía curiosidad, no esperaba que me hicieran nada, pero nunca había visto una.

Finalmente decidí que ya había tenido suficientes "primeras veces" por una noche y encendí un poco de música suave mientras sacaba un libro. El fuego crepitaba agradablemente de fondo y el calor era reconfortante mientras me recostaba en el sofá y disfrutaba de una novela. La forma en que Ivy Tamwood se comportaba me hacía pensar que había imprimado a Rachel, y me sentí mal por ella, porque claramente no tenía tanta suerte con su bruja como yo con mi vampira.

Sonreí y bajé la novela para mirar las llamas mientras pensaba en Alice. Estaba tan nerviosa cuando imprimé por primera vez, segura de que solo sería un desastre, y los meses siguientes fueron difíciles. Incluso cuando Alice se convirtió en mi amiga, me sentía incompleta, pero realmente creo que ella está dando una oportunidad justa a esto. Sus besos eran apasionados, no fingidos, y luchaba contra su sed de sangre para poder dármelos.

No tengo idea de cuánto tiempo pasé pensando en Alice, pero decidí que era hora de dejar el libro y, aunque tenía una cama perfectamente cómoda, sonreí mientras me acurrucaba en el sofá frente al fuego para dormir.

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Logré llevar mi ropa sucia a la casa principal sin más testigo que Rosalie. Eso ya era bastante malo, pero ella asintió y esbozó una media sonrisa sin decir nada que los demás pudieran escuchar. Me ayudó a no poner demasiado detergente en la máquina en mi prisa por cubrir el olor y luego se rió suavemente antes de salir del cuarto de lavado para ir a juguetear con su coche.

Sentía una energía nerviosa tan intensa que me encontré caminando de un lado a otro, como si estuviera enjaulada, esperando a que Alice regresara. Hacía frío, pero estaba seco afuera, y como el frío no me molestaba mucho, anduve de un lado a otro por el camino entre las dos casas, deseando tener algún pasatiempo para distraerme. ¿Descubriría Alice lo que había hecho? ¿Se sentiría herida o molesta? No era que no confiara en ella, tenía que saberlo, pero ¿por qué hacer que fuera más difícil?

Estaba casi a punto de convencerme de cambiar a mi forma de lobo y patrullar el área para asegurarme de haber marcado bien el lugar, cuando escuché pasos rápidos viniendo hacia mí desde atrás, contra el viento. Me giré rápidamente y encontré mis brazos llenos de mi pequeña vampira.

—Esme llamó y dijo que te gustaría que me apresurara en volver a casa —me dijo Alice, con los ojos más tiernos de lo habitual mientras me miraba.

—Pero, necesitas... —balbuceé, de repente sintiéndome culpable. No quería que acortara su caza por mí.

—Tuve suficiente anoche —Alice tomó mi mano, y la suya estaba un poco más fría de lo normal, probablemente por la brisa mientras corría—. Vamos. —Me tiró suavemente hacia mi casa y apenas noté a los chicos con los que había salido a cazar pasar de largo, porque mis nervios empezaron a descontrolarse de nuevo.