𝑳𝒐𝒃𝒂 𝑺𝒐𝒍𝒊𝒕𝒂𝒓𝒊𝒂 || 𝑨𝒍𝒊𝒄𝒆 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏 (𝒈𝒙𝒈) [1]

Capítulo 43

Observé el Volvo levantar una nube de polvo al salir de la propiedad y luego me giré hacia Alice, quien me miraba con una expresión algo irritada.

—Bueno, sube al auto —murmuró, y pude notar que no estaba muy contenta conmigo.

—No puedo comprar tu regalo si estás conmigo —le respondí suavemente, tratando de no sonreír al darme cuenta del verdadero motivo de su irritación.

Quería pasar tiempo conmigo, pero Esme había decidido "robarme" por una tarde. Tuve que contarle a Alice sobre mis planes para la noche cuando ella empezó a hacer los suyos para que la acompañara en sus compras de Navidad.

Mientras salíamos, tuve que saludar con la mano a Esme, que me despedía alegremente desde el pórtico.

—Quiero comprar regalos para los demás, pero no tengo mucho dinero. Espero que pasar tiempo con ellos me dé algunas ideas —le confesé, revelando uno de mis motivos ocultos.

Alice suspiró y se volvió para mirarme, sin apartar su atención del camino, a pesar de que recorría este trayecto todos los días.

—La mayoría de las parejas compran los regalos juntas —me dijo con una sonrisa juguetona—. Y soy millonaria. Tener visiones ayuda bastante a la hora de invertir en la bolsa, así que no te preocupes por los costos. —Su sonrisa se suavizó—. Puedes pensar en cualquier regalo que quieras, pero vas a tener que sentarte lejos de la familia cuando lo abran, así puedo asegurarme de que funcione bien. Tengo una reputación que mantener, ¿sabes? Así que nuestros regalos tienen que ser perfectos.

La miré boquiabierta, en shock. Sabía que estaba bien económicamente, pero no tenía idea de cuánto. ¿Todo eso era su dinero? ¿Y regalos perfectos? ¿Cómo se suponía que yo iba a lograr eso?

—Te reservo los domingos para mí —dijo con una mirada astuta—. Si el resto está emocionado con llevarte de compras, sé que tengo que asegurarme de que podamos hacer las nuestras a solas. Puedo ver que hasta Edward está considerando invitarte a comprar el jueves; Rosalie ya les contó lo que harás esta noche.

Sentí una calidez en el pecho al escuchar palabra "nuestras" salir de sus labios con tanta naturalidad. Me acomodé en el asiento del copiloto y miré hacia el bosque. Que Alice me llevara a la escuela ya era la norma, aunque todavía recordaba las miradas atónitas de los estudiantes al ver su auto... y a mí dentro. Esta era su respuesta a los rumores de que yo estaba con Edward; su necesidad de "reclamarme" tan abiertamente era maravillosa. Nadie sabía que éramos más que amigas, pero en el comedor, cada vez era más evidente para todos que yo estaba en la mesa de los Cullen por Alice.

—Aun necesito salir a correr y transformarme en lobo, o cumpliré veinte años en un instante —le recordé a Alice, y su firme asentimiento me tranquilizó.

Sabía que protegería mi tiempo de lobo. Si todo fallaba este mes, tendría que volver a dormir como lobo. Extrañaría a Alice acostada junto a mí, pero era mejor eso que envejecer. No tenía idea de cuánto tiempo podía pasar sin cambiar antes de que me afectara, así que prefería no arriesgarme.

La jornada escolar pasó rápidamente, y me encontré caminando fuera del aula de Historia junto a Alice como si el tiempo hubiese volado. Un suspiro pesado escapó de sus labios y me giré a mirarla, hasta que noté que estaba mirando hacia el estacionamiento. Seguí su mirada y vi a Esme esperando en su auto al pie de las escaleras.

—Odio no poder ver lo que harás —murmuró Alice.

—Quieres decir que odias no poder ver lo que va a comprar —le dije con una sonrisa burlona—. Te lo hiciste a ti misma, mosquito. Todo lo que tenías que hacer era fingir sorpresa todos estos años, y no me arrastrarían a mí de tienda en tienda.