Capítulo 12: El diablo se acerca...

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—Jaejong ¿qué pasa?—preguntó otro joven de cabello oscuro y alto al entrar en la habitación algo asustado por el ruido que se había escuchado incluso desde la sala, notando el desastre y como el otro parecía a punto de explotar sin apartar la mirada del aparato al cual parecía querer asesinar, fue entonces que notó lo que veía en la pantalla.

—Ese infeliz otra vez... no puedo creer que siga reencarnando y arruinando mi vida—soltó Jaejong girando a mirarlo, sin poder evitar el enfado… ya iban 10 veces, 10 malditas veces en que lo había apartado del camino y el muy infeliz volvía a aparecer nuevamente, impidiéndole tener solo para sí al objeto de su amor.

Al instante el joven miró hacia la pantalla notando las noticias, al inicio pensó que solo era porque Yesung besaba a alguien en la pantalla, pero fue cuando Jaejong dijo eso que notó de quién era el rostro en la pantalla, ese que ya se le hacía agotador mirar; y es que en la gran pantalla estaba la imagen del mortal ese… por supuesto para él no era mucho problema el chico sino el mayor frente a él… Yesung… él era alguien que ya lo tenía agotado, el mayor era el amor jamás correspondido de Jaejong, y esta vez no era solo su cara la que lo había dejado algo perplejo mirando la pantalla sino que en ella también salía el enorme subtítulo “La gran estrella Yesung ¿es gay?”, y al instante nuevamente una imagen de Yesung besando a alguien en uno de sus conciertos, quien era nada más y nada menos que el chico que él conocía perfectamente, pues había sido quien había participado en varias de sus muertes.

—No puede ser... otra vez—murmuró observando el mismo rostro que hacía enloquecer a Jaejong a muerte desde la primera vez que lo vio o mejor dicho que Yesung se lo presentó como el amor de su vida.

—Pero… si la última vez la hechicera esa juró que no reencarnaría—añadió mientras Jaejong giraba molesto para darle la espalda al aparato y a él de paso.

—Maldita embustera, solo se burló de mí… alguna cosa hizo después para que no pasara, debía matarla tal como deseaba hacer… ahora ese maldito está aquí interfiriendo como hace cada vez que reaparece frente a mí—añadió irritado presionando una de sus manos en puño, causándose daño y una herida él mismo, sobre todo por la frustración de no poder vengarse, pues la bruja probablemente ya había muerto considerando que en ese entonces ya era vieja.

El otro joven caminó hacia donde estaban los restos de copa y los levantó para luego tirarlos en el cesto de la basura, entonces volvió junto a Jaejong que luchaba por contenerse y lo abrazó intentando darle paz.

—Tranquilo, solo debemos llegar a él y deshacernos como las otras veces, entonces volverás a estar en paz y él seguirá siendo solo tuyo—dijo susurrándole en el oído, intentando calmarlo y que no se descontrolara o enloqueciera como solía ocurrirle cuando se trataba de situaciones relacionadas con Yesung y ese mortal.

Jaejong y Yesung se habían conocido desde niños, por lo que él sabía de lo que le había contado Jaejong al momento de transformarlo para que fuera su compañía o más bien dicho su amante; por eso había dejado su vida y había abandonado su antiguo nombre para llamarse Yunho, desde entonces había estado a su lado cuidándolo y viéndolo caer en la desesperación a causa del joven que en esos momentos aparecía en la pantalla.

Yesung y Jaejong siempre habían tenido una relación fraternal muy estrecha y a medida que crecían obviamente esa relación se mantuvo, aunque no desde la misma perspectiva para ambos; ya que Yesung seguía viéndolo como un hermano menor, pero Jaejong había terminado enamorándose de él, prácticamente idolatrándolo y haciendo lo inhumanamente posible para agradarlo y atraer su atención, para que por fin se fijara en él.

Sin embargo cuando estaban en sus 20, Yesung había tenido que marcharse para su preparación y así poder entrar a la madurez vampírica, dejándolo solo por su cuenta, cosa que había causado un vacío enorme en Jaejong, que al enterarse de que pronto estaría de regreso unos años después, pensó que su vida volvería a ser la misma de antes y entonces por fin podrían estar juntos y él le declararía su amor inmortal, sin embargo todo había cambiado cuando al volver a verlo, Yesung no venía solo, sino que estaba acompañado de ese maldito...

Eternamente Mío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora