7.

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Recosté mi cabeza del elevador, Dany e Isaac estaban a mi lado, había una tension extraña, se podía cortar con el filo de un cuchillo... pero no era conmigo, era entre tío y sobrina, rodé los ojos, solo por lo que vió en la habitación no se tiene que poner así de avergonzada.

Salí de primero con la toalla rodeando mi cuerpo y abrí la puerta con la llave, Dany nos dió una última mirada y se fue, quería saber que le pasaba, pero no iba a preguntarle ahora, quería dormir. Suspiré y busqué mi pijama en la maleta, Isaac se paró en medio de la habitación mirándome, observando todo lo que hacía lo miré y paré en seco.

-¿Qué pasa?- le pregunte, miró sus manos y luego me miró.

-me prometiste algo- alcé una ceja y sonreí mirando el techo para después mirarlo a él.

-yo no te prometí nada Isaac, solo dije que si tenía "ganas" lo iba a hacer, pero quiero dormir y dudo mucho eso- murmuré campante, su mirada era de afligido y gruñó.

-¡por Dios Astrid, eres mi mate!- vociferó.- mis ganas hacia ti van creciendo conforme al tiempo, estas erecciones que me causas van a hacer que mi pene se caiga, nunca había tenido tantas ganas de follar a alguien como quiero follarte a ti, ¡y te niegas!.

Reí sarcasticamente.

-¿yo te dije a ti que no quería?- Respiré- tú me prometiste que no me tocarías ni un pelo y sinceramente no me gusta esto de estar amarrada de un hombre por obra de la luna, de la mierda, de como se diga. Soy una puta, ¡adoro los penes!, ¡así que eso de quedarme contigo solamente, lo dudo mucho!- me dí la vuelta, entre al baño y me quité la sal de playa en una larga ducha.

Cuando salí, Isaac sin mirarme entro a la ducha, me cambié en unos shorts cortos y una blusita cualquiera, agarré el control y empecé a ver a CSI, salió con unos pantalones ajustados, unas botas y una camisa que se notaba el cuerpo que llevaba debajo, arrojó la toalla en la silla y caminó hacia la puerta.

-¿a dónde vas?- pregunté extrañada. Me miró, su mirada no era la misma.

-a donde no te importa- gruñó, lo miré y antes de que siquiera tocara la perilla, yo estaba al lado de él.

-¿por que me hablas asi?- pregunté enojadisima, ¡nadie en su putos cinco sentidos me habla así!.

-¿acaso estás loca o tienes amnesia?- se acercó a mi, rodé los ojos.

-¿por esa tontería Isaac?, ya lo sabías por Dios, en mi frente había un cartel de "¡puta!, ¡nos busques santa aquí porqué no la encontrarás!"- dije haciendo un cuadro sobre mi frente con mis dedos.

Pateó el piso y se acercó a mi acorralandome en la pared. Acercó sus labios a los mios, pero yo con todas mis fuerzas lo empujé, chocó con la pared.

-¡lo prometiste!- grité.

-¡al diablo con mi promesa!.

-¡wao, alphita!, ¡es la primera promesa que no cumple un alpha!.

-no te agarres de eso Astrid, eres mi mate, puedo tocarte cuando se me dé la gana- gruño.

-JAJA, intentalo, te va a ir muy mal y aprende a cumplir promesas idiota- se despeinó el cabello y estrelló sus manos en la pared.

-está bien, Astrid, ganaste.

Se dió la vuelta y abrió la puerta, desapareciendo por la susodicha. Inhalé y exhalé, cerré la puerta, escuché un murmullo abajo, miré por el balcón y ahí estaba Isaac hablando con una brasilera oxigenada, le sonreía de una forma... diferente. Se acercó descaradamente a ella y la besó, miré hacia otro lado y dí tres pasos hacia atrás, entré rápidamente, no me quedaré aquí.

Bueno, pero es que soy loca, primero quiero, después no quiero. Menuda bipolar soy.

Pero soy mujer y eso lo resume todo.

Me puse (multimedia) y accesorios, me puse todo con mi cabello suelto en bucles desordenados, puse perfume italiano y labial marrón rojizo, agarré una cartera, entré el labial, celular, perfume, hasta el cargador y las llaves. Si Isaac quiere entrar, pués que lo haga por el balcón. Bajé por el elevador y encontré a Dany bien vestida hablando con la recepcionista,  al verme sonrió.

-¿vas?.

-¿a dónde?- me haló del brazo.

-una fiesta, trataré de encontrar turistas porqué como no sé hablar portugues, pero hoy quiero salir a beber, ¿me acompañas?- me sonrió con su sonrisa comercial, cosa que no hacía falta, le sonreí.

-pos claro- ella chilló y me haló, en la entrada nos encontramos a la brasilera y a Isaac besándose, hice cara de que cago bizcochito y los miré, él se apartó de la tipeja y nos miró.

-¿a dónde van?- nos pregunto, rodé los ojos.

-nos vamos a la mierda- respondí.

-voy con ustedes- rodé los ojos por segunda vez y negué.

-no hace falta.

-iré con Lenia- reí sarcasticamente.

-ni siquieras sabes portugués- me burlo rodando los ojos por tercera vez.

-con esto la enamoré- dijo señalandose a él mismo, lo miré con asco y rodé los ojos por cuarta vez.

-ugh, como sea, vamonos, quiero emborracharme- murmuré y me dí la vuelta, tomamos un taxi y llegamos al centro de Brasilia, había una fiesta en el medio de la calle, bailaban samba y movían sus caderas a un sonido que se parecían al reggaeton, levanté los brazos y me adentro entre la gente, movía mis caderas al son de la música, más de un hombre de acercó a mi brindandome bebidas, las cuales cogía gutosamente, no soy una humana, esas sustancias de drogas no me hacen nada, así que puedo beber de todos y nada me hace daño.

Me empezaba a emborrachar, pero sabía lo que hacía, estaba en mis cincos sentidos.

-Isso faz com que uma menina tão bonita em Brasília?(¿qué hace una chica tan bonita en brasilia?).- me volteé y sonreí a un moreno, cabello lacio hacia atrás,  bronceado y se notaba que hacía ejercicio.

-Estou perdido, e se eu dirigir para o seu quarto?, Até que você chamar alguém, mas, entretanto, fazer algo além de si mesmo. (Estoy perdida, ¿qué tal si me conduces a tu habitación?, hasta que llame a alguien, pero mientras tanto, hacemos algo allá mismo).

Soy zorra lo sé y si ven a este papucho que está en frente, se lo comerían y hasta se le desnudan aquí mismo. No me abucheen, ni me tiren tomates, pero así soy. Me sonrió y me agarró de la mano, pero antes de que siquiera caminaramos, Isaac ya lo estaba moliendo a golpes, sus ojos estaban amarillos, gruñí y antes de que le hiciera un daño severo, lo agarré por su camisa y lo levanté. El desorden que había era grande, todo el mundo estaba abucheando para que siguiera la pelea. Eso no lo voy a permitir.

Comencé a caminar con él a cuestas.

-estás con tu puta allá, déjame en paz.- chillé ya lejos de la multitud. Se agarró el pelo y casi se lo iba a arrancar.

-¡eres mi mate, yo soy tuyo, tú eres MÍA!- gritó.

-¡lo dice quien se estaba comiendo a la oxigenada!.

-¡eso no tiene que ver!.

-¡claro que sí!.

Pero ocurrió lo que nunca pensé que iba a pasar. Me besó.

Mi MATE es una VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora