17.

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Multimedia: Astrid.

Miré a la puerta, Sam apareció, Dios mío, Sam y Dany tienen tantas cosas en común, como el de interrumpir los momentos sexuales, deberían de terminar juntos.

Pero callé mis pensamientos al verlo entrar con las manos amarradas y golpeado, detrás venían el padre de Isaac. Isaac y yo nos miramos con terror, pero aún en shock, no podíamos alticular ni una sola palabra, mi cerebro mandaba las órdenes a mi cuerpo de que se ponga de pie y se pusiera ropa o que hasta desnuda salga de este embrollo, pero no obedecía, Isaac fue el que pudo dejar que su cerebro mandara, se quitó de encima de mi y me dió permiso para cambiarme a velocidad de la luz, aunque creo que me puse la vestimenta al revés, pero no interesa, ahora estoy preocupada por Sam, que está inconciente por los golpes que claramente se notan, marcas rojas en su cuerpo.

Y yo aquí, mierda y más mierda, ¿por qué no obedecí cuándo mi mamá me dijo que me quedara?, hago cosas estúpidas para después andar arrepintiendome, puta Astrid, puta, mil veces puta.

Siempre me ando metiendo en problemas, siempre tengo que meter la pata, o en mi caso, el pié.

El papá de Isaac entró con una sonrisa plantada en su joven rostro, Sam estaba colgando de sus brazos que estaban sujetados por unos chicos a los que vi cuando conocí a Isaac.

-¡mendiga sorpresa!, ¡miren esto, mi hijo y su vampiro asquerosa a punto de tener sexo!, ¡¿no es eso repugnante?!- rió de forma burlona, cautivando a Isaac entrarle a golpes, lo miré, no me dolían sus palabras pero sentía que a Isaac le molestaban, obvio, es hombre y a ningún hombre le va a a gustar que hablen mal de alguien que esté de alguna forma enlazada con él. O eso pienso yo.

Isaac iba a caminar hacia su padre. Agarré su brazo y lo impulsé hacia atrás, obligando a que retrocediera.

-no lo hagas, te está provocando para que empecemos a pelear, hay que ser más listos que él- me miró.

-lo sé, pero tarde o temprano, él hará algo para matarte, conozco a mi padre, no saldrás de aquí viva si me quedo quieto y yo no quiero que te pase nada- miré al suelo para que no se percatara de mis sonrosadas mejillas, esto es demasiado dulce, voy a morir, estoy muriendo. Bai.

-¡ay!, ¡es hermoso el amor!, ¡¿no?!- rió con gracia fingida, estúpido, los otros le siguieron el juego pero aún no dejaban de mirarme con esa cara de pervertidos, comiéndome con la mirada. Isaac lo notó y les gruñó.

-suelten a Sam- mascullé.

El padre de Isaac, agarró del pelo al sam inconciente y levantó su cabeza.

-oh, ¿él se llama Sam?, casi nos mata ahí abajo, es muy fuerte- soltó su cuero cabelludo y como un juguete, la cabeza de Sam se fue hacia abajo.

Él no tiene la culpa, debo sacarlo de esta situación cuanto antes, no soportaría que le pasara algo malo. Le he llegado a querer mucho, es un muy buen amigo.

El papá de Isaac se fue acercando a paso lento hacia mi, mientras que los miembros sobrantes de la manada caminaban hacia Isaac y lo acorralaron, eran más de diez contra Isaac, aunque Isaac quisiera, no iba a poder con ellos.

Se plantó frente a mi, es increíble como la muerte segura se ha plantado en mi frente miles de veces y yo la he evadido, ¿por qué ahora no puedo?, pero el escaparme de aquí, va a ser difícil. Dios, ayúdame.

Levantó su mano, sujetó mis cachetes y me empezó a examinar.

-ya veo, tu piel es fría, pero escucho a tu corazon bombear sangre lentamente. Es impresionante, pero creo que mi hijo se imprimió de tu parte... latente.-pausó y acercó su rostro al mío.- eres muy hermosa- me susurró, que asco, que asco, que asco. ¡Que asco!.

Fue caminando hacia atrás haciendo que retrocediera, chocando con la pared, pegó su cuerpo al mío. Isaac se movía frenéticamente, con sus ojos amarillos y gruñiendo, me están tocando frente a sus ojos, yo no puedo hacer nada, si me muevo un solo centímetro, van a matar a Sam y a torturar a Isaac.

Bajó su mano hasta mi cuello y acercó sus labios a los míos, me miró a los ojos, con su otra mano acarició mi cabello suelto y al final de mi cabello, hizo un rolo con sus dedos, jugando con ellos.

Se acercó a mi oido y empezó a susurrar.

-me resultas muy atrayente, Sall, aunque seas un vampiro asqueroso, no puedo evitar pensar las cosas que te haré antes de matarte, me causas cosas que ninguna mujer antes me había hecho experimentar con tan solo mirarte, ni la madre de Isaac producía esa sensación en mi.- y luego mordió el lóbulo de mi oreja, empuñé los ojos, ¡asco!.

Se apartó de mi cuello y me miró a los ojos. Con su gran mano, subió por mis caderas acariciando mi trasero, contuve la respiración, me estoy enojando y cuando me enojo, mato gente. Subió por mi fina cintura y se deleitó con mis apetitosas curvas, con las que no va a tener oportunidad de tocar más, porqué va a estar muerto, yo lo mataré. A Isaac se le escuchaban las respiraciones entrecortadas y los gruñidos que decían que estaba muy molesto.

-esos pensamientos, van a ser solo imaginaciones tuyas- sonreí maliciosa y luego me teletransporté con mi gran velocidad  a  su espalda. Lo tomé por sorpresa, lo halé de su chaqueta y lo aventé por la ventana, todo eso en menos de un segundo, dí una voltereta, me colgué del cuello de uno  y lo derribé, a otros de solo un izquierdaso estaban en el suelo y a los otros con solo un puño en su frente, perdían la noción y se desmayaban, Isaac me sonrió y me dió un pico.

-Me encantas- me susurró, sonreí.

-lo sé.

Me había olvidado de la situación que estaba frente a mi y cuando quise salvarlo ya era tarde.

Miré al frente, me faltaba nada más a a los dos idiotas que mantenían agarrados a Sam, los dos se veían asustados. Pero en un momento de locura, uno de ellos, sacó una estaca y esa estaca, quedó en el corazón de Sam.

Sam abrió los ojos, su mirada chocó con la mía, abrí los labios y los ojos. Respiró por última vez y cerró sus ojos. Dí un grito desgarrador.

Sam ha muerto.

Mi MATE es una VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora