Capítulo 15: bajo la lluvia

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—¡Camila tenes una llamada de Max! —me grita Cata, sujetando mi teléfono en su mano

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—¡Camila tenes una llamada de Max! —me grita Cata, sujetando mi teléfono en su mano. Gian se aleja, enojado y yo nado hasta la superficie— ¿Interrumpí algo? —me pregunto cuando llego a ella y sé a qué se refiere.

—Para nada, estábamos hablando. —respondo, mientras me seco con la toalla y tomo mi celular, contestando la llamada— Hola Max.

Mis ojos siguen los pasos de Gian, quien parece bastante disgustado con la situación y ni siquiera me mira, simplemente se seca con la toalla y comienza a hablar con Nicolas.

Hola hermosa. —responde Max— ¿Qué estás haciendo? No respondiste mis mensajes sobre vernos hoy.

—Estaba ocupada, estoy en la casa de una amiga. —digo, desconcentrada, ya que mi atención se enfoca en la espalda desnuda y mojada de Gian— Tal vez otro día.

Aaah entiendo. —contesta él, desconcertado— ¿Estás con Val?

Mis ojos recorren el cuerpo de Giani que camina hasta la casa y se pierde de vista adentro. De repente, me olvido que me dijo Max.

—Si, eso mismo. —le digo, sin saber muy bien qué me preguntó— Te hablo después, ya me tengo que ir, me están llamando mis amigas.

Max se queda confundido, pero solamente se despide y corta la llamada. Tal vez parecí un poco cortante o desinteresada, pero mi mente es un caos en este momento, y Max está en una lista de problemas que me encargaré en un futuro.

—¿Todo bien? —me pregunta Guada, extendiéndome el vaso. Asiento en silencio, agarrándolo— Ven, vayamos adentro un rato.

Ella extiende su mano y una parte de mí se siente feliz de haberme hecho amigas nuevas. Sostengo su mano y caminamos hasta adentro, donde Martina ya anda jugando por el control remoto del aire acondicionado con Nicolas.

—¡Hace demasiado frio! —se queja Nico, intentando bajar el nivel del aire acondicionado.

—¡No seas bebe! —grita Martina, sacándole el control— ¡Hace un calor de la puta madre!

—¡Está muy fuerte, a mí me hace mal! —responde Nico.

Martina grita y comienza a pegarle con el control. Guada suspira, como si fuera algo de todos los días, y Cata niega con la cabeza.

—¡Para loca! —grita Nicolas.

—¿¡A quién llamas loca, pelotudo!?

Creo que para el entorno de ellos es demasiado común que Nicolas y Martina estén muy mal de la cabeza.

No hasta que Nicolas puede bajarle, aunque sea un poco, al aire acondicionado que detienen su pelea. Luego, Martina saca el proyector y comenzamos a preparar todo en la sala, ya que, según Chivin, iba a llover más tarde y no queremos arriesgarnos de meter todo adentro de nuevo.

Razones que odio de vos [Giamila]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora