Capítulo 2: Desacuerdos

477 69 45
                                    

Lo voy a matar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Lo voy a matar. Es más, le voy a cortar los dos huevos y se los daré a mi perrita Chuni de cena y su cabeza la dejaré para la cena de navidad como decoración.

Entro al salón y veo a Gian sentado en la misma silla de siempre con sus piernas sobre la mesa y sus lentes de sol puestos. Me detengo frente a él y le pego en el brazo con mi libro de química. Él se sobresalta, asustado.

—¿Qué carajo te pasa?

—Que carajo te pasa a vos que estuve toda la tarde del domingo esperándote para estudiar, ¿o acaso te olvidaste?

Gian se queda en silencio, distinguiendo por fin la causa de mi enojo. No recibí ni un mensaje, ni la más mínima respuesta a mis llamadas, ni un aviso de "che, voy a llegar tarde" o "che no voy a ir, me importa tres carajos reprobar comunicación social". Nada, absolutamente nada, pero sí tuvo tiempo de subir un video a su instagram con sus amigos en el campo y tres chicas rubias con ellos.

Voy a cabecear una bala.

—Estuve un poco ocupado.

—El verdadero que tupe, Gianfranco. —contesto, enojada— ¿Ocupado en qué? ¿rascándote los huevos en la quinta de tus amigos ricos?

—Camila, son las siete de la mañana de un lunes, creo que estás un poco alterada. —Gian se saca sus lentes y los coloca sobre su cabeza, mirándome con esos ojos café de perrito mojado— Podemos hacer el trabajo hoy.

—El problema no es cuándo, el problema es que no me avisaste, te mandé mensajes, estoy segura que ignoraste por completo todas mis preguntas mientras esperaba como una boluda a que aparezcas —respondo— Por un momento pensé que te pisó un auto, pero no, el señor estaba tranquilo tomando birra con sus amigos y subiendo videos a su instagram.

—¿Me seguís en instagram?

—No me cambies de tema, Gianfranco.

—No me digas Gianfranco, mi mamá me llama así cuando está enojada.

—Me chupa tres huevos.

—Que carácter. —él endereza su espalda y saca de su mochila unas hojas escritas como borrador— Mi parte del trabajo.

Observo la mala caligrafía, los errores ortográficos y las ideas subrayadas para el proyecto de investigación. Lo miro con atención, y Gian parece hablar totalmente enserio.

—¿Queres hacer un proyecto de investigación sobre los mejores boliches de Buenos Aires?

—Exacto, ¿no es una gran idea?

Dios, dame paciencia.

—¿Estás seguro que no es una joda?

—Que no, mujer. —contesta— Conozco muy buenos boliches, podemos hacer una selección de los mejores y realizar entrevistas.

Razones que odio de vos [Giamila]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora