Capitulo 14

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Jessica y Fabián se encontraron por casualidad en la cafetera del trabajo de una amiga en común. Era una tarde gris y lluviosa, y la poca luz del día se filtraba a través de las ventanas empañadas del local. La cafetera estaba llena de un bullicio sordo; el sonido de las tazas al chocar, el murmullo de las conversaciones y el suave crujir de los pasteles a la venta llenaban el aire. Jessica est«a de espaldas, absorta en su té, cuando escuchó una voz familiar que le hizo el corazón detenerse.

—Jessica, por favor. Necesito hablar contigo.

La voz de Fabián se escuchó también en el aire, pero su tono era diferente al de antes. No era arrogante, ni desafiante; era sincero, cargado de un arrepentimiento tan profundo que le hizo tambalear las piernas. Jessica se giró lentamente, enfrentando los ojos de Fabián. Un nudo se formó en su garganta y una ola de emociones encontradas la invadió.

—No hay nada que hablar, Fabián. ¡Has arruinado todo!—respondió, su voz temblando, una mezcla de furia y dolor. Sus ojos se iluminaron con el brillo de las lágrimas, que amenazaban con derramarse en cualquier momento.

Fabián, que había intentado esconder la tristeza en su mirada, la miró de frente. Estaba desaliñado, con una camisa arrugada y una barba de unos días, como si el tiempo hubiera pasado rápidamente para él mientras intentaba ordenar sus pensamientos.

—Jessica, por favor, escúchame. No fue lo que pensaste, no fue... —su voz se quebró, y un destello de dolor cruzó su rostro.

—¿No fue lo que pensé? ¿Que lo que vi en ese mensaje era una mentira? ¿Que la chica que me enviaste un mensaje, la que señalaba tu traición, era parte de un juego para ti?—la rabia y el dolor se entrelazaban en su voz, llevándola al borde del colapso emocional.

—No. Nunca quise hacerte daño. Alma... ella es solo una amiga de la familia. No fue más

después es nunca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora