Jessica estaba de pie en la entrada de su apartamento, el sonido de la puerta golpeando contra la pared resonando en la pequeña sala. Había decidido que, si Fabián quería hablar, tendría que enfrentar las consecuencias de sus acciones. La furia y el dolor seguían siendo una mezcla abrasadora en su pecho, y a pesar de que su racionalidad le susurraba que no valía la pena, no podía evitar desear confrontarlo.La campanilla de la puerta sonó, y Jessica se armó de valor. Cuando lo vio entrar, sus ojos se encontraron, y el aire se cargó de una tensión que ambos sentían.
—Jessica, por favor, solo dame un momento para explicar—dijo Fabián, con un tono que intentaba sonar sereno, pero que solo lograba hacer que su voz sonara quebrada.
Jessica cruzó los brazos y fruncó el ceño.
—Explicar ¿qué? —respondía ella, tratando de mantener la calma, pero su voz temblaba bajo la superficie.
Fabián suspiró, apoyándose en la pared como si la fuerza de su cuerpo fuera la única manera de mantenerse en pie.
—Yo nunca quise que esto pasara. Lo que hice, las mentiras, todo. Fue un error que me pesa cada día. "Alma", la chica de los mensajes, no era nada para mí. Era solo alguien que usé para intentar olvidarte, para olvidar el dolor que sentía por lo que había hecho.
Jessica sintió que su corazón latía tan rápido que pensó que iba a explotar. Las palabras de Fabián eran como una herida que se abría y cerraba sin control. Era cierto que había sido ella quien había decidido alejarse, pero escuchar de nuevo su voz, su intento de explicación, la hacía tambalear.
—No puedes seguir justificándote. Me prometiste que nunca me harías esto. Y ahora, cada vez que cierro los ojos, solo veo la traición. No puedo—dijo Jessica, la voz rompiéndose en un susurro.
El rostro de Fabián se arrugó en una mueca de desesperación. Caminó hacia ella, pero Jessica dio un paso atrás, manteniendo la distancia.
—No me toques—dijo, su voz cargada de dolor.
Las palabras caían entre ellos como piedras, cada una pesada y fría. En ese momento, Jessica supo que no importaba cuántas veces Fabián intentara buscarla, no importaba cuánto le doliera a él mismo. Ella había dado su amor, su confianza, y ahora era su turno de protegerse.
—No quiero verte nunca más, Fabián. —Las palabras eran cortantes, y se sintieron como una sentencia.
Con un nudo en la garganta, Fabián se giró y salió del apartamento sin decir una palabra. Jessica se apoyó contra la puerta, sintiéndose vacía pero, al mismo tiempo, extrañamente aliviada. Ahora que había cerrado ese capítulo, podía empezar a pensar en un futuro sin el peso de la traición.
Pero, en lo profundo de su corazón, sabía que el verdadero camino hacia adelante sería más largo y complicado de lo que había imaginado.
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después es nunca
Romancela primera vez que dos amigas se enamoraron de dos chicos incorrectos... The 1 - Taylor Swift