capitulo 2

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Las semanas que siguieron al encuentro en la cafetería marcaron el inicio de una nueva dinámica en la vida de Jessica y Marina. Lo que comenzó como charlas ocasionales se convirtió rápidamente en tardes compartidas, paseos espontáneos y mensajes constantes. De alguna manera, Fabián y Pablo se integraron a su rutina, llenándola de risas y una energía renovada. Sin que se dieran cuenta, las relaciones entre ellos empezaron a tomar caminos diferentes.

Fabián y Jessica se volvieron casi inseparables.

—¿Siempre eres así de inquieta? —preguntó él una tarde mientras caminaban por el parque.

Jessica rió, lanzando una piedra al lago que tenían frente a ellos.

—No puedo evitarlo. Me gusta que las cosas pasen, no soy de las que se quedan esperando —respondía con una chispa de entusiasmo en su voz.

Él la observaba con una mezcla de fascinación y calma. Aunque Fabián era más tranquilo, se sentía atraído por la energía contagiosa de Jessica. Ella, por su parte, encontraba en él un equilibrio que no había experimentado antes. Sus charlas iban desde temas ligeros hasta confesiones más profundas. Poco a poco, compartieron miedos, sueños y secretos, creando un vínculo que se sentía cada vez más natural.

Mientras tanto, Marina y Pablo también comenzaban a conectar, pero de una forma completamente diferente. Pablo tenía el don de romper el hielo con sus bromas ingeniosas y su actitud despreocupada.

—¿Qué lees ahora? —le preguntó un día, asomándose al libro que Marina tenía entre manos.

—Una novela de ciencia ficción. Aunque dudo que te interese —respondía ella con una sonrisa traviesa, acostumbrada ya a sus interrupciones.

—Oh, me subestimas. Soy un experto en naves espaciales y alienígenas —replicó él, acomodándose junto a ella.

Aunque Pablo parecía siempre tomarse las cosas a la ligera, Marina pronto descubrió que había más en él de lo que dejaba ver. Entre las bromas y los juegos, surgieron conversaciones más serias. Hablaban de sus metas, de las cosas que los hacían felices y de los momentos difíciles que cada uno había enfrentado. Marina se sentía cómoda con Pablo de una manera que no había anticipado. Su espontaneidad le recordaba que a veces era bueno soltar el control y dejarse llevar.

Con el tiempo, las tardes juntos comenzaron a dividirse de manera natural: Fabián y Jessica solían alejarse en largas caminatas o charlas en la cafetería, mientras que Marina y Pablo preferían lugares más tranquilos, como el parque o la biblioteca. Aunque seguían compartiendo momentos los cuatro, era evidente que los lazos entre las parejas estaban creciendo de forma distinta.

Un día, Marina comentó mientras estaban las dos solas en su habitación:

—Creo que Pablo es... diferente a lo que pensé al principio. Hay algo en él que me hace sentir... segura.

Jessica sonrió mientras revisaba su teléfono.

—Lo mismo podría decir de Fabián. Es raro, pero siento que podemos hablar de todo. Es como si nos conociéramos desde siempre.

Ambas intercambiaron una mirada cómplice, pero también cargada de incertidumbre. A pesar de la alegría que sentían, ninguna de las dos podía negar que algo estaba cambiando. Y aunque en ese momento no lo sabían, esos nuevos vínculos que tanto les alegraban también pondrían a prueba la amistad que habían construido durante años.

después es nunca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora