capitulo 10

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Los días que siguieron estuvieron llenos de silencio, reflexión y pequeños pasos hacia adelante. Marina y Jessica habían tocado fondo en sus respectivos corazones, pero ambas sabían que quedarse allí no era una opción. La vida seguía, y con ella, las oportunidades de sanar y reconstruir.

**Marina busca claridad**

Una mañana, Marina se despertó con una determinación renovada. El sol entraba por la ventana de su habitación, bañándolo todo con una luz suave que le pareció casi simbólica. Se levantó, tomó una taza de café y decidió salir a caminar.

Mientras recorría las calles del barrio, se encontró con una tienda pequeña que ofrecía clases de pintura. Había pasado mucho tiempo desde que había tomado un pincel, pero recordó lo mucho que le había gustado cuando era niña. Sin pensarlo demasiado, se inscribió.

En su primera clase, sintió una paz que había olvidado que existía. El olor de la pintura, la textura del lienzo y la concentración en cada trazo le dieron un respiro de sus pensamientos obsesivos sobre Pablo. Era como si, poco a poco, estuviera aprendiendo a canalizar su dolor en algo nuevo, algo hermoso.

**Jessica enfrenta su verdad**

Jessica, por su parte, había pasado varios días lidiando con la mezcla de enojo y tristeza que le había dejado su confrontación con Fabián. Sin embargo, sabía que quedarse en ese lugar emocional no le iba a dar las respuestas ni la paz que buscaba.

Una tarde, decidida a cerrar ese capítulo, escribió un mensaje final a Fabián:

*"Fabián, agradezco que hayas sido honesto, aunque tarde. No fue fácil para mí, pero entiendo que todos cometemos errores. Espero que encuentres lo que buscas, y yo también me enfocaré en encontrar lo que merezco. Adiós."*

Enviar ese mensaje fue liberador. Jessica sintió que por fin recuperaba el control de su vida. En lugar de quedarse atrapada en lo que pudo ser, decidió enfocarse en lo que podía construir. Una de sus metas inmediatas fue inscribirse en un taller de escritura, algo que siempre había querido hacer pero había postergado.

**Un reencuentro casual**

Unos días después, Marina y Jessica decidieron salir juntas a un café nuevo que había abierto en la ciudad. Mientras esperaban su pedido, Marina comenzó a contarle sobre su experiencia con la pintura.

—Es como si todo el caos que tengo dentro pudiera salir a través de los colores —dijo, sonriendo por primera vez en días.

Jessica asintió, sintiéndose inspirada por el progreso de su amiga.

—Creo que necesitamos más cosas así, cosas que nos recuerden que somos más que el dolor que hemos sentido.

En ese momento, un par de voces conocidas las interrumpieron. Cuando levantaron la mirada, vieron a Pablo y Sofía entrando al café, cada uno por su lado. La situación era extraña, pero también inevitable en una ciudad tan pequeña.

Pablo las vio primero y dudó por un instante antes de acercarse.

—Hola, chicas —dijo con un tono cálido pero cauteloso.

Sofía, al darse cuenta de la presencia de las amigas, también se acercó, aunque con más inseguridad.

El silencio que siguió fue tenso, pero finalmente Marina lo rompió.

—Hola, Pablo. Hola, Sofía. ¿Cómo están?

Ambos respondieron con vaguedades, claramente conscientes de la incomodidad. Sin embargo, ninguno de ellos parecía interesado en prolongar el momento. Después de unos minutos de charla superficial, Pablo y Sofía se despidieron y se sentaron en una mesa lejana.

Marina y Jessica se miraron y soltaron una risa nerviosa.

—Bueno, eso fue... raro —dijo Jessica, tratando de aligerar el ambiente.

Marina asintió, pero en lugar de sentirse afectada, se dio cuenta de algo importante: la presencia de Pablo ya no le provocaba el mismo torbellino de emociones. Había algo de alivio en eso.

**El comienzo de algo nuevo**

Esa noche, mientras volían a casa, ambas sintieron que estaban cerrando un ciclo. La tristeza seguía presente, pero también había espacio para la esperanza. Marina se prometió a sí misma seguir explorando su creatividad, y Jessica decidió enfocarse en escribir su primera historia corta.

A veces, el dolor enseña lecciones que solo el tiempo puede revelar. Y aunque los corazones de ambas seguían sanando, sabían que el camino hacia adelante era suyo para recorrer juntas.

después es nunca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora