El sonido del timbre resonó en la casa de Marina, sacándola de su estado de contemplación. Desde que había tomado la decisión de alejarse de Pablo, había logrado sentir un alivio temporal, pero el pasado nunca estaba tan lejos como parecía. Había pasado semanas sumida en sus pensamientos, releyendo viejos mensajes, cuestionándose si había hecho lo correcto.
Abrió la puerta y se encontró con Pablo, de pie en el umbral, con una expresión seria y un aire de cansancio que no había visto antes. Su corazón tamborileó en su pecho al verlo, pero intentó mantener una fachada tranquila.
—Marina, necesito hablar contigo —dijo, su voz quebrada y llena de una urgencia que ella no podía ignorar.
—Pablo, ya hemos hablado —respondió, aunque no podía evitar que su voz sonara temblorosa.
—Lo sé, pero no puedo seguir sin decirte lo que siento. Te perdí y no puedo dejar que esto termine sin que sepas la verdad.
Marina sintió el nudo en su estómago apretándose, su mente corría a mil por hora, luchando entre el deseo de escuchar y el miedo a volver a sufrir. Se apartó, dejándolo entrar, y se sentó en el sofá. Pablo la observó con tristeza, como si la imagen de ella desmoronada frente a él fuera la última gota que había hecho que su mundo se tambaleara.
—No dejé de pensar en ti desde el día en que te fuiste. Lo que hice fue un error, un error del que me arrepiento cada día. Pero ya no puedo vivir sin decirte que me importas.
Marina lo miró, y por un momento, se preguntó si podía confiar en él otra vez. La verdad era que, a pesar de todo, aún sentía algo por Pablo. Era ese tipo de amor que nunca se va del todo, que se enreda en cada pensamiento y que te hace temblar cuando lo ves.
—Eso es todo lo que tenía que decir? —preguntó, aunque su voz mostraba debilidad.
—No. Quiero demostrarte que puedo cambiar, que puedo ser la persona que mereces. Pero necesito una oportunidad.
El silencio que siguió pesó entre ellos como una bruma densa. Marina cerró los ojos y se preguntó si debía darle otra oportunidad o si el riesgo de sufrir una vez más valía la pena.
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después es nunca
Romansla primera vez que dos amigas se enamoraron de dos chicos incorrectos... The 1 - Taylor Swift