IX. Nuestra Reina

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Narrador Omnisciente

-Mi Lady- la saluda un caballero, siendo correspondido con una pequeña sonrisa- parece que las ovejas de nuestra tierra se vendieron río arriba y mis vasallos enviaron a cerdos en su lugar- explica- los dragones comen cerdos, me imagino...

Adelya: Caraxes los prefiere y a Kalessin le encantan, a mi querida dragona no le gusta el sabor de la lana quemada... y es asqueroso verla escupirla- ambos hacen una mueca

-También debo informar que Sir Alfred ha solicitado una audiencia con usted nuevamente- informa

Adelya: ¿Dónde lo has mandado esta vez a esperarme?- alza una ceja

-Aquel campo que sus dragones decidieron utilizar como sanitario- responde, provocando una carcajada por parte de la castaña

Adelya: Bien hecho, puede ir a descansar- lo felicita y se despide cortésmente, aliviada de poder continuar evitando a Sir Alfred Broome un día más, pues percibía en su mirada que tenía algo que decirle que ella no deseaba escuchar

Sin embargo, Sir Alfred parecía decidido a enfrentarla aquel día...

Adelya camina rápidamente por el corredor de piedra oscura, su capa oscura ondeando tras ella como un eco de su prisa por llegar a sus aposentos, cambiarse y salir a montar a Kalessin para hacer guardia.

Alfred: Mi Lady- saluda al encontrársela casualmente, deteniendo su caminar para hacer una respetuosa reverencia

Adelya: Sir Alfred- dice sin siquiera detener su caminar

Alfred: ¿Puedo robarle un momento de su tiempo?- pregunta pero es ignorado, por lo que la sigue, acelerando sus pasos para alcanzarla- mi Lady, no querría ser descortés, pero es importante- explica

Adelya: Lo que usted considera importante, Sir Alfred, no siempre lo es para mí- responde con tono cortante

Alfred: Es una cuestión que afecta al reino, a la estabilidad de nuestra causa- persiste caminando a su lado, sin embargo, casi se tropieza cuando Adelya se detiene abruptamente y lo mira

Adelya: Si habla del reino, le sugiero que lleve sus preocupaciones a la Reina... ella es quien gobierna, no yo- dice con dureza

Alfred: Mi señora, usted es mucho más que una dama en esta guerra... es la razón por la que el Príncipe Daemon lucha con tanto fervor, su influencia sobre él es-

Adelya: Si quiere evitar disgustos, le sugiero que escoja mejor sus palabras- lo interrumpe retomando su camino

Sin embargo, Alfred no cede, y da unos pasos rápidos para bloquearle el paso, manteniendo una distancia respetuosa y mostrando que no se irá hasta ser escuchado.

Alfred: Mi señora, no es mi intención ofenderla... pero hay verdades que deben ser dichas, incluso si no son bienvenidas- explica, pero antes de continuar, hace una mueca y mira a su alrededor- ¿ha escuchado eso?- pregunta confundido

Adelya: Hable ya Sir Alfred, mis tardes son demasiado cortas como para desperdiciarlas en tonterías- dice con frialdad

Alfred: Gracias, mi señora- inclina la cabeza, como si creyera haber ganado algo- he servido a muchos señores y visto cómo el reino se tambalea bajo la incertidumbre- hace una pausa, como si buscara las palabras adecuadas, y luego comienza con voz medida- pero aquí, en Harrenhal, entre usted y el Príncipe Daemon, veo la fuerza y la unidad que el reino necesita... una combinación que, con respeto, podría traer estabilidad... y prosperidad- comenta

The Golden Rose | HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora