VII. Libéralo

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Narrador Omnisciente

Una serie de blasfemias en alto valyrio hacen que Rhaenyra, quien miraba sin expresión el corte en su brazo ya cosido, desvíe su atención a la persona que soltó tales palabras.

Adelya: Lo siento- se disculpa con su amiga, agradeciendo que los más jóvenes aún no comprenden el idioma en su totalidad

-Tendrá una cicatriz, pero va a sanar- le dice el Maestre que estaba al servicio de la Casa Velaryon a la Tyrell- el acero valyrio hace cortes limpios- añade en un intento de que la mujer a la que le cosía la herida se distraiga para no sentir demasiado el dolor

Se encontraban en los aposentos de Rhaenyra, los hijos de ambas las miraban con muecas tristes, pues era notorio que a sus madres les dolían esas horribles heridas, las cuales habían recibido por defenderlos.

Laenor: Dioses...- dice al entrar y ver toda la situación- ¿todos están bien?- pregunta

-Una nariz rota es lo peor- responde el anciano mientras termina de coserle la herida a la castaña, la cual suspira de alivio

Adelya: Gracias Maestre- le brinda una pequeña sonrisa

Rhaenyra: Déjenos- le pide al anciano, quien al instante toma sus cosas y obedece- ustedes también, ya encontraron suficientes problemas hoy- le dice a sus hijos

Jacaerys: Sí madre...- dice apenado

Adelya: Ve con ellos- le pide a su hijo, quien asiente mientras sigue a sus dos amigos- ya que ahora sabes dónde está tu esposo, es hora de que yo busque al mío... con permiso- su amiga asiente antes de verla retirarse

Sintiendo un incremento de su presión arterial y su ritmo cardíaco, la castaña va con rapidez hacia los aposentos de su esposo, y al verlo en la cama acompañado, su ira va en aumento.

Camina en silencio hasta el baño, donde ve una cubeta con agua hasta la mitad al lado de la bañera, por lo que la toma y sin dudarlo camina nuevamente hasta la cama para tirar su contenido sobre las dos personas que dormían en ella.

Gerald: ¿¡Qué demonios!?- se levanta alarmado, y al notar a su esposa estaba presente y había sido la causante, bufa con molestia

-Mi señora, yo...- intenta hablar la sirvienta que se cubría con una de las sábanas mojadas

Adelya: Vete- le ordena, y tan rápido como puede, la sirvienta se va de los aposentos avergonzada

Gerald: Gran forma de despertarme, querida esposa- dice sarcásticamente mientras se recuesta en la cama a pesar de esta estar mojada

Adelya: ¿Tienes idea de lo que ha ocurrido?- le pregunta sin expresión

Gerald: He oído algo- se encoge de hombros

Adelya: Deberías de haber estado ahí- le reclama demostrando su enojo

Gerald: Debería ser el lema de nuestra Casa- murmura harto de escuchar esa frase salir de la boca de su esposa

Se la decía cada vez que se perdía un momento especial de Ronin, como sus primeros pasos o sus primeras palabras...

Adelya: Has luchado con enemigos terribles, ¡pero no has podido defender ni a tus hijos ni a tu esposa!- continúa- me has fallado... a mí, a nuestro matrimonio, a nuestros hijos... tantas veces- dice con cansancio

Gerald: Yo los amo profundamente- se defiende

Adelya: Oh, se nota- dice sarcásticamente soltando una risa burlona antes de suspirar- al principio creía que eras un hombre honorable y con un buen corazón, pero ahora... solo eres un hombre para mí- lo mira con asco- maldigo a los dioses por haberte hecho como eres- murmura con enojo

The Golden Rose | HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora