VII. Harrenhal

144 21 2
                                    

Narrador Omnisciente

Un susurro etéreo, un llamado que parecía provenir de lo más profundo de sus sueños, parecía sonar en su mente como un eco distante. La voz era suave pero insistente, y resonaba con una cadencia hipnótica, similar a la de un canto antiguo.

Adelya abrió los ojos lentamente, parpadeando para acostumbrarse a la oscuridad, y al girar la cabeza, notó que el espacio junto a ella en la cama estaba vacío. Un leve escalofrío recorrió su espalda, pero no era el frío lo que la inquietaba, sino la ausencia de su esposo y el misterioso llamado que seguía resonando en sus oídos.

Se levantó de la cama con cuidado, envolviéndose en una capa ligera antes de salir de los aposentos, y mientras atravesaba los oscuros corredores, notaba que la voz, aunque extraña y desconocida, tenía un tinte familiar que la empujaba a seguir adelante, y medida que avanzaba, el llamado se hacía más fuerte.

Finalmente, la voz se detuvo abruptamente cuando quedó frente a una puerta entreabierta de la cual emanaba una tenue luz, y sintiendo su corazón latir con fuerza en su pecho, Adelya empujó la puerta con suavidad y entró, encontrándose en una sala.

La sala estaba repleta de estantes llenos de frascos, pergaminos y extraños instrumentos, la luz de varias velas parpadeaba, proyectando sombras danzantes sobre las paredes, y en el centro, junto a una mesa de madera desgastada y llena de materiales, estaba Alys Rivers, quien alzó la vista al escuchar el chirrido de la puerta.

Alys: ¿Cómo...?- dice en un susurro apenas audible, sus ojos brillando con una mezcla de sorpresa y confusión, pareciendo genuinamente desconcertada

Adelya: Escuché una voz, me atrajo hasta aquí- responde

Alys: ¿Una voz?- frunce el ceño- tal vez necesite una infusión para dormir, puedo prepararle una que la ayude a descansar mejor- sugiere

Adelya: No gracias- dice negando con la cabeza- vine porque la voz me condujo hasta esta sala- asegura

La mirada de Alys se volvió más analítica, sus ojos escudriñando a Adelya en busca de algún signo de vulnerabilidad, sin embargo, Adelya se mantenía firme.

Alys: Esta es la sala del maestre, no hay nada aquí que deba preocuparle- dice finalmente, señalando los estantes llenos de materiales y encogiéndose de hombros

Adelya: ¿Dónde está mi esposo?- pregunta directamente, su voz calmada pero cargada de determinación

Alys: El Príncipe Daemon está ocupado- responde evasivamente

Adelya: ¿Con qué?- insiste mientras se acerca

Alys: No está en peligro, se lo aseguro- ambas se miran fijamente- un poco tarde para estar deambulando en un castillo extraño, ¿no cree?- aparta su mirada para continuar con lo que estaba haciendo- tranquila, una vez que me conozca, verá que no soy tan mala- le sonríe al ver que la castaña continuaba viéndola con desconfianza

Adelya: Eres una clase extraña de mujer- se cruza de brazos

Alys: Yo no soy una mujer, soy una lechuza de campanario maldecida a una forma humana- responde

Adelya: ¿Tienes alguna historia interesante que contar?, me gustaría entretenerme en lo que mi esposo aparece- dice finalmente relajándose

Alys: Harrenhal fue maldecido desde que se puso la primera piedra, Harren el Negro derribó la arboleda que crecía en nuestras tierras... árboles ancianos, imbuidos con los espíritus de aquellos que vivían aquí mucho antes de su llegada, utilizados para la construcción de este lugar... se dice que aún se oyen sus murmullos a veces- le cuenta con un deje de misterio

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 25 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

The Golden Rose | HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora