Trece.

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Ojalá ambos estuvieran más atentos o más perceptivos para darse cuenta de que era una mala idea, ojalá hubiera claridad en su mente, pero, en vez de eso, seguían observándose como si el resto del mundo no existiera

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Ojalá ambos estuvieran más atentos o más perceptivos para darse cuenta de que era una mala idea, ojalá hubiera claridad en su mente, pero, en vez de eso, seguían observándose como si el resto del mundo no existiera.

Betterfly ya había declarado que se quedaría esa noche, y ahora ambos esperaban que ese acuerdo fuera cumplido. 

El héroe se permite algo que rara vez hacía; dejar que el momento lo guiara, era consciente de que había llegado con la intención de cortar cualquier lazo, pero ahora la idea de no volver a verla lo desgarraba. Así que decidió que, si esto era un adiós, entonces sería uno que ambos recordarían.

Betterfly muestra una sonrisa, la cual nunca antes había mostrado con tanta confianza, él se inclina hacia ella nuevamente, pero esta vez no fue para besarla, él lleva una mano hasta el mentón de ella, sosteniéndolo mientras sus dedos apenas rozaban la curva de su cuello.

—¿Sabes lo difícil que es estar aquí contigo y pensar en irme?

Nathalie no responde, su pecho sube y baja lentamente mientras lo observaba, atrapada entre su decisión de no dejarlo ir y la inesperada atracción que esa nueva actitud despertaba en ella. 

Él sonrió ligeramente, y su mirada recorre su rostro como si quisiera grabar cada detalle en su memoria, su otra mano, temblorosa al principio pero segura al final, se posa en la curva de su cintura, atrayéndola más cerca, sus dedos presionan suavemente, transmitiendo necesidad y devoción. 

—No sé cuánto tiempo tendré para recordarte de esta forma —Su voz era apenas un murmullo mientras sus ojos se fijaban en los de ella—. Así que esta noche, déjame guardarlo todo.

Ella siente un estremecimiento recorrer su cuerpo, las palabras, tan sinceras la hicieron sentirse especial de una manera que no podía comprender del todo.

Quería decirle algo, cualquier cosa, pero no encontró las palabras adecuadas, en cambio, simplemente alza una mano y la desliza por el cabello de él, acariciándolo como si también quisiera consolarlo por algo que no estaba dicho. 

El hombre inclina su rostro, y sus labios rozaron suavemente los de ella, pero no como antes, este beso no fue apresurado ni lleno de urgencia, sino una caricia pausada y deliberada.

—Tú mereces algo mejor que esto, pero no puedo evitar querer estar aquí. —Admite.

—No necesito algo mejor —Responde en un susurro—, si esta es nuestra última noche, entonces haz que valga la pena.

El héroe se detuvo en seco antes de dar un paso más, baja la mirada y respira profundamente, como si estuviera peleando consigo mismo. 

—No creo que esto sea correcto. —Mumurra lleno de un conflicto interno. 

Nathalie lo mira desconcertada, pero no sorprendida, esa era su naturaleza, siempre luchando por hacer lo correcto, incluso cuando el mundo se caía a pedazos. 

Como una polilla cazando en la oscuridad  ‖Gabenath‖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora