𝐏𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐣𝐞𝐬 𝐚𝐝𝐮𝐥𝐭𝐨𝐬 (+𝟏𝟖)
En el mundo clandestino de una poderosa organización criminal, Nathalie es una cazadora letal y eficaz; su misión: capturar al reciente héroe Betterfly, un hombre que se ha convertido en una espina constan...
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Gabriel estaba sentado en las escaleras del jardín, frente a él, el tablero de ajedrez permanecía inmóvil, sus piezas perfectamente alineadas excepto por la última jugada que la joven había hecho.
Marinette en cambio, mantenía los ojos fijos en el tablero, intentando descifrar su próximo movimiento, aunque sabía que probablemente perdería de nuevo.
Pese a eso, el hombre no estaba realmente presente, su mirada se perdía más allá del tablero, más allá del jardín, atrapado en sus propios pensamientos. Esa sensación inquietante de preocupación no lo dejaba en paz desde la noche anterior.
—Te toca. –Ella intenta atraerlo de vuelta al momento.
Él parpadeó, como si despertara de un sueño —¿Qué dijiste? —Pregunta confundido.
—Te toca. —Repite cruzándose de brazos. Él observa el tablero durante unos segundos y mueve una pieza casi sin pensar, pero ahora era la joven quien lo mira con atención.
—¿Qué te sucede? —Pregunta de repente, con la mirada clavada en él.
—Es... nada importante.
Marinette arquea una ceja, con esa habilidad especial para leerlo mejor de lo que él quisiera —Tiene que ver con Nathalie, ¿Cierto?
El hombre se queda congelado, su mirada traiciona la sorpresa ante el acierto de la joven; no podía negarlo.
—¿Qué sucedió? —Insiste inclinándose un poco hacia él.
—Solo me preocupa —Admite soltando un suspiro—. Creo que no está muy bien.
—¿Cómo sabes eso? —Frunce el ceño
—Cuando fui a dejarte me la encontré —Explica bajando su voz ligeramente—. Hablamos un poco, y... no sé, no se veía muy bien.
—¿Qué le pasa?
—No quiso decirme nada.
—Hay algo raro con ella. —Suelta después de un momento.
—Eso es grosero. —Responde de inmediato, lanzándole una mirada de advertencia.
—¿De qué mierda dijiste que trabajaba? —Insiste ignorándolo—. Siempre está rondando por ahí. Es extraño.
—No lo sé —Réplica claramente incómodo—, ¿Por qué eso importa ahora?
—Quizás eso tenga algo que ver con lo que le pasa. —Sugiere encogiéndose de hombros.
Gabriel baja la mirada al tablero, moviendo una pieza al azar, pero no podía concentrarse —Quisiera poder ayudarla. —Murmura casi para sí mismo.
—¿Por qué quieres ayudar a todas las personas del mundo? —Menciona casi en tono de burla.
Él simplemente se encoge de hombros, no tenía una respuesta que pudiera explicarlo, al menos no una que ella pudiera entender, pero la verdad era que no podía dejar de pensar en lo que había visto la noche anterior; él quería estar allí para ella, para escucharla, para ayudarla, pero sabía que en su posición no podía.