La familia Wayne estaba en Disney World, un lugar lleno de magia y emoción... pero también de largas caminatas y tiendas irresistibles para una niña de 4 años como ___.Con orejas de Minnie Mouse puestas y un helado en la mano, ella había pasado las últimas horas saltando de atracción en atracción, encantada con el parque. Pero cuando pasaron por una de las tiendas repletas de juguetes, peluches y vestidos brillantes, se detuvo en seco, tirando de la mano de Bruce.
—¡Papá, quiero entrar!
Bruce, que ya llevaba en una bolsa una diadema, un muñeco de princesa y un vaso de souvenir, suspiró.
—Cariño, acabamos de comprar muchas cosas. ¿Por qué no vemos otra atracción?
Ella frunció el ceño y cruzó los brazos.
—¡Pero quiero más!
Jason, que estaba cerca, soltó una carcajada.
—Ahí viene el berrinche...
Bruce lo fulminó con la mirada antes de agacharse frente a su hija.
—___, ya tienes suficientes cosas. No podemos llevarnos todo el parque a casa.
Pero ella no se rindió. Señaló un enorme peluche de Mickey Mouse en la vitrina, con los ojos brillando de deseo.
—¡Ese también! Y ese vestido de Elsa... ¡y los zapatos que brillan!
Damian, quien observaba la escena, rodó los ojos.
—Es absurdo. No necesitas más cosas.
Eso fue suficiente para encender el berrinche.
—¡Sí los necesito!–gritó mientras comenzaba a llorar–¡Por favor, papi, por favor!
La gente alrededor empezaba a mirar, y Bruce respiró profundamente, tratando de mantener la calma.
—___, no puedes tener todo lo que quieras. Tienes que aprender que eso no es posible.
Ella, en cambio, se sentó en el suelo, cruzando los brazos y llorando con más fuerza.
—¡No es justo! ¡Quiero mi peluche de Mickey!
Dick, intentando calmar la situación, se agachó junto a ella.
—___, vamos, tienes un montón de cosas bonitas. Si sigues llorando, no vamos a poder ver el desfile.
Pero eso no sirvió de nada. Jason se acercó con una sonrisa burlona.
—Oye, B, ¿por qué no se lo compras? Es decir, eres millonario.
Bruce le lanzó una mirada tan seria que Jason retrocedió con las manos levantadas.
—Solo decía...
Finalmente, Bruce la levantó del suelo, ignorando sus pataleos, y la sostuvo en brazos.
—Cariño, escúchame. Entiendo que quieras muchas cosas, pero parte de venir aquí es disfrutar del momento, no solo comprar. Si sigues haciendo berrinche, tendremos que irnos temprano.
Eso captó su atención.
—¿Irnos?–preguntó entre sollozos.
—Sí. Porque venir a Disney no significa solo comprar cosas, significa divertirnos juntos. Pero si no puedes calmarte, tal vez necesitas descansar.
Ella miró a su papá, todavía con lágrimas en los ojos, pero más calmada.
—¿No me vas a comprar el peluche?
—No, ___, no lo haré. Pero prometo que vamos a ver el desfile, y si te portas bien, quizás más tarde podamos pensar en un último regalo. ¿De acuerdo?
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One Shots Batfamily Vol.3
FanfictionHistorias basadas en mi imaginación, películas o series sobre los chicos de Ciudad Gótica