—Señor Wayne, su esposa está aquí para verlo–anunció la secretaria al abrir ligeramente la puerta de la oficina.Bruce levantó la mirada del informe que estaba revisando, y aunque su rostro no mostró sorpresa, sus ojos brillaron al escuchar esas palabras.
—Hazla pasar–respondió con su tono grave, cerrando el archivo con calma.
___ entró en la oficina con una sonrisa radiante que inmediatamente iluminó el ambiente. Llevaba un vestido elegante, perfecto para el lugar, pero con un toque personal que siempre hacía que destacara sin esfuerzo.
—Espero no estar interrumpiendo nada importante–dijo con dulzura, acercándose al escritorio de Bruce.
—Nada que no pueda esperar–respondió él, manteniendo su compostura estoica mientras se ponía de pie. Dio un paso hacia ella y se detuvo a una distancia prudente, consciente de las miradas curiosas de algunos empleados que pasaban frente al ventanal de vidrio de su oficina.
___ lo notó al instante. Ese era Bruce Wayne: el empresario intachable y reservado. Pero ella también conocía al hombre detrás de esa fachada, al que era suyo cuando nadie más estaba mirando.
Se acercó un poco más, cruzando la línea invisible que él había trazado. Alzó la mirada hacia sus ojos con una chispa traviesa y, con una sonrisa que hizo que su corazón se acelerara, susurró:
—Bésame.
Bruce frunció el ceño ligeramente, una mezcla de desconcierto y resignación pintándose en su rostro.
—___... estamos en mi oficina —murmuró, tratando de mantener el control.
—Exacto. Soy tu esposa–respondió ella con total naturalidad, sin dejar de sonreír–¿Qué clase de marido no saluda a su esposa con un beso?
Bruce suspiró, sabiendo que ella no se rendiría fácilmente. Su mente calculaba todas las posibilidades: el chisme que podría generarse, la reacción de sus empleados, pero luego estaban esos ojos que lo desarmaban sin remedio.
Finalmente, cedió.
Se inclinó hacia ella, apoyando una mano en su cintura para acercarla un poco más. El beso fue breve pero lleno de ternura, y cuando se separaron, ___ tenía una expresión triunfante en el rostro.
—¿Contenta?–preguntó en voz baja.
___ sonrió con picardía, susurrándole:
—Mucho.
Bruce negó con la cabeza, pero una pequeña sonrisa traicionera se asomó en sus labios.
—Esto no va a quedar así–dijo con suavidad, volviendo a su tono grave mientras regresaba al escritorio.
—Eso espero–respondió ella con picardía, dándole un guiño antes de girarse para salir de la oficina.
Mientras ___ se alejaba, Bruce volvió a sentarse, retomando sus informes como si nada hubiera pasado. Sin embargo, cualquiera que lo conociera bien habría notado el leve rubor en sus mejillas y cómo esa seriedad calculada parecía tambalearse cada vez que pensaba en su esposa.
Afuera, los empleados intercambiaban miradas sorprendidas, susurrando sobre lo que acababan de presenciar. Pero a Bruce no le importó. ___ encontraba la manera de romper su fachada, y él no podía evitar amarla por ello.
Después de todo, ella siempre sabía cómo desarmar al murciélago.

ESTÁS LEYENDO
One Shots Batfamily Vol.3
FanficHistorias basadas en mi imaginación, películas o series sobre los chicos de Ciudad Gótica