El recién coronado Rey debe escoger a un omega entre los hijos del Duque para casarse, es una lastima que su hermano menor y él se hayan enamorado del mismo omega.
Inicio: 04/08/23
Jeongin cargaba en su espalda una mochila con las pertenencias de su hermano, corrían con dirección al garaje, el Omega menor se había encargado de tomar un par de llaves con ayuda de una de las betas que lo cuidaban, confiaba lo suficiente en la beta como para rebelarle sus planes de esa noche, ambos dejarían el hogar de su infancia.
—¡El rojo! — señaló el Omega para que Jisung lo siguiera.
Sus manos temblaban, las llaves cayeron al suelo, necesitaba tranquilizarse, Jeongin respiró profundo antes de intentar insertar de nuevo la llave.
—Tu puedes Innie, sácanos de aquí — susurró Jisung tras su hermano menor, se encontraban en el garaje oscuro, esperaban que la noche los ocultara hasta estar fuera de la mansión.
El corazón del Omega mayor latía con rapidez, su lazo con Minho dependía de su hermano menor.
—Por fin — Celebró el menor, las llaves encajaban perfectamente en la cerradura, abrió la puerta con rapidez — sube.
Jisung se apresuró a rodear al auto para tomar el lugar del copiloto — Vámonos de aquí hermanito —Colocó su mano sobre la mano de Jeongin, quien apretaba el volante con fuerza — se que puedes hacerlo — Le regaló una resplandeciente sonrisa esperando tranquilizar a su asustado hermano.
Tembloroso encendió el auto, decidido a dar reversa miró por el espejo retrovisor.
—Jisung — Dijo en un susurro — Lo siento, Jisung.
—¿Qué lamentas Innie? — Jisung miró a su hermano a los ojos, lagrimas caían por las mejillas del menor —¿Innie, por qué lloras? — Podía sentir como su corazón latía con más fuerza, sus oídos dejaron de escuchar con claridad y la respiración se agitó, podía ver la desesperanza en los ojos de Jeongin.
—Lo siento, por favor perdóname realmente quería sacarte de aquí — El Omega cubrió su rostro y comenzó a sollozar —Tu lazo Jisung, perdóname no fui tan rápido.
Con temor Jisung giró su rostro a la dirección que su hermano vio, su lobo sintió una presencia.
Una silueta escondida en la oscuridad se encontraba detrás del auto, impidiendo su salida.
—Mierda — susurró el Omega mayor —Enciende el auto — Ordenó.
—Pero Jisung, no se moverá.
—No me importa, si lo tenemos que arrollar para largarnos de aquí, pues que así sea — Gruñó, su lobo se negaba a perder el lazo con su Alfa, así tuviera que cobrar la vida de quien se metiera en su camino.
Jeongin obedeció, las luces iluminaron el oscuro garaje.
—No mires Innie, mantén tu vista al frente — Ordenó.
Jisung clavó su mirada a la persona detrás del auto, continuaba gruñendo incrédulo de lo que veía.
—¿Quien es Jisung? —Preguntó con voz temblorosa.
—Eso no importa — Murmuró en respuesta, Jeongin no debía saber que su Padre se encontraba bloqueando su salida.
—¡¿Cómo no va a importar?! —Exclamó al punto de la histeria.
—¡Acelera Jeongin, no pienses más!
Jeongin cerró los ojos con fuerza antes de pisar el acelerador.
—¡Hijo no lo hagas! — Gritó el Duque sin moverse de su lugar —¡Detente Innie, no tienes que hacer esto!
Jeongin jadeó de la sorpresa, apartó el pie del acelerador y miró a Jisung horrorizado.
Estuvo a punto de matar a su propio Padre.
—Lo siento Jeongin, mi lazo con Minho me importa más que la vida de nuestro Padre.
Asintió en silencio, con lagrimas en los ojos —Lo entiendo, pero no puedo hacerlo, perdóname.
Ambos Omegas se tomaron de las manos, esperando lo peor.
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Minho dormía inquieto, giraba en la cama buscando su comodidad, pero ninguna posición lograba hacerlo sentirse en paz, algo sucedía y su lobo trataba de advertirle.
—Jisung, Jisung — Llamaba mientras dormía, el sudor cubría su piel, algo que le pareció extraño ya que ese invierno era particularmente frío, despertó con la extraña sensación de que algo faltaba, descubrió su cuerpo y observó el techo en silencio, por su mente solo cruzaba el nombre de su Omega.
Llevo su mano a la unión de su cuello y su hombro, justo donde su Omega portaba su marca, el repentino dolor resultó insoportable al instante, jadeante se levantó sin saber que sucedía con él.
Rasguñó la piel entre su hombro y su cuello, quemaba, necesitaba calmar ese dolor.
Con gritos de dolor y desesperación apretaba su adolorida piel, algo ardía aún más profundo, su lobo comenzó a rasguñar dentro de él —¡Basta, basta! — Gritaba con desesperación.
Jihyo, quien siempre velaba por la seguridad de su señor, entró corriendo hacia él, sin llamar a la puerta, esos gritos solo podían significar una cosa, la beta pensó lo peor.
—¡Un medico! — Exigió apartando las manos de Minho, ya comenzaba a sangrar después de rasguñarse a él mismo — ¡Maldita sea, traigan aun medico ya!
—¡Jihyo, Jihyo ayúdame, no se que me sucede! — suplicaba con lo ultimo de sus fuerzas — Jihyo estoy muriendo — susurró de rodillas sobre el suelo.
—No, claro que no está muriendo, Alteza tiene que sobrevivir, no puede dejarse caer, hágalo por su Omega ¡lucha Minho! —Las lagrimas corrían por el rostro de la preocupada beta — Él te necesita ahora más que nunca, tienes que resistir.
Jadeante se dejó caer al suelo, sin fuerzas al borde de la inconciencia — Jisung ¿dónde está mi Omega? — susurró con la voz ronca por sus gritos — Jihyo cuídalo, por favor, tienes que encargarte de él...
Jihyo negó en silencio.
—¡¿Qué le sucede al Príncipe?! — El medico del palacio observó horrorizado la escena, el Alfa se encontraba cubierto de sangre, casi inconsciente en el frio suelo.
—¡Es su lazo, su lazo fue roto, necesita ayuda o morirá! — Exclamó con voz temblorosa, con sus manos sostenía el pálido rostro del Príncipe sobre su regazo —Tienes que salvarlo, por favor salva a Minho — suplicó, se negaba a perder al Alfa al que había dedicado su vida entera, no dejaría que ese vulnerable Alfa que tanto amó muriera con tanta facilidad, ese Alfa que era como un hijo para ella.
Jihyo mataría por ese Alfa, de esto estaba completamente segura.