Llueve. No sería de extrañar si no fuese por el detalle de que estamos a mediados de Julio. Avanzo por la calle, buscando alguna esquina donde poder sentarme. Se ha quedado una tarde triste, de estas en las que no te mojas por mucho que llueva y el mundo exterior parece estar a mil kilometros de ti. Me cruzo con mucha gente por la calle, pero a penas los siento. Muertos en vida paseando por las calles de Portugalete, tapandose con paragüas como si fueran a servir de algo. O quizá esque se sienten aqui, a salvo, y lo único que les molesta es la lluvia. Llego a mi esquina. Está bien, en frente de un piso de viviendas sin balcones a los que se asome nadie y escondido de los viandantes. Me siento y, tras recuperar el aliento perdido subiendo, cambio de canción. Tiempos de cambio V. Empieza con truenos y lluvia, y me siento más cercana a ellos que a los que siento sobre mi cabeza. Enciendo el wattpad seguido de un cigarro y busco consuelo en Bukowski, que me habla de algo que quizá el no supo emcontrar, no supo tener, y el resto de los mundanos sí. Y me dejo llevar. Y el mundo exterior desaparece, a pesar de los rayos que me deslumbran. Estaría bien que inventasen una palabra que describa mi estado de ánimo. Lluvioso estaría bien, pero no es suficiente. Bah, nisiquiera consigo concentrarme. Hago caso omiso del movil y me quedo sentada, acariciando cicatrices. El cigarro se consume junto a mi, recordandome lo finito de mi estabilidad emocional, y mientras pienso en que hace un par de horas estaba con las bragas por los suelos, oigo un trueno que me trae a la vida real. Me cago en Dios, está jarreando. Me pongo la capucha por encima de los cascos, me la suda parecer gilipollas, y tiro para casa, intentando no resbalarme con nada. A medio camino me aseguro de tener el tabaco guardado. No es por nada, pero lo necesito para morir. Todo bien. Por el camino me inspiro y casi corro a casa para escribir esto sola, en bragas y tirada en el sofa. Me siento un poco más viva.
