Delirios.

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Estoy cansada, y no sólo físicamente. Tengo la mente agotada y llevo ya mucho tiempo cansada de la vida. Podrías estar aquí, detrás mio, mordiendome el cuello. Eso ayudaría bastante a sentirme mejor. Ni siquiera logro inspirarme, pero a veces uno se inspira escribiendo cosas al azar. Tengo que estudiar. Y un tirón en el costado derecho. Me estoy clavando los muelles de la cama. Muelles que no están protestando, no están haciendo ruido a nuestro compás. No sé si te echo de menos o sólo extraño el como me follabas. Ni siquiera sé si lo hacías bien o no, ya no me acuerdo. Ya no me acuerdo de tu sonrisa, ni de cómo hueles, ni del color de tus ojos, ni de como brillaban al mirarme. "Aunque no todo fuera malo no recuerdo nada bonito"; grande Hasél. No sé por qué siempre que me pongo a divagar acabo pensando en ti. Ni siquiera te recuerdo. Ni siquiera tengo razones para quererte. No te quiero. No, no te quiero. Lo que quiero es el sentimiento que un día me causaste. Qué coño, si nisiquiera existes. Le escribo a un muso creado por mi tortuosa mente. Y, por Dios, que feo queda eso de "un muso", normal que no se use. De todos modos, tú no lo eres (mi muso, digo). Si a mi me pone el orden y contigo era caos. Si pensar en ti es caótico. Si mi jodida vida es caótica, y, aún así, la tengo bien encauzada. Eso sí, a costa de estar amargada, muerta del asco, de lleno en la rutina. Estudia, saca buenas notas, tienes que entrar en la universidad. Déjate los codos entre semana y emborrachate el sábado para olvidarlo. Preferiría dejarme las rodillas contigo, gracias. Vale, genial, me he perdido, ya no sé de lo que estaba escribiendo. Sal ya de mi mente, me cago en la puta.

Disturbios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora