Alfa |YM|

Veintiuno

Estaba solo en el nido cuando se despertó, pero Jimin no estaba lejos. El vínculo se sentía apretado, como si estuvieran uno junto al otro, así que su compañero no podía estar demasiado lejos.

Yoongi se levantó, acomodó lo mejor que pudo el desastre de mantas y almohadas y se arregló la ropa. No tenía intención de quedarse dormido en horario laboral, en la suite privada de Jimin, a una puerta de la oficina principal. Pero ambos lo hicieron. Todavía estaban anudados cuando Jimin comenzó a suspirar totalmente relajado y Yoongi se quedó dormido oyéndolo respirar profundamente.

El aire de la habitación estaba saturado del aroma extremadamente dulce de Jimin y las notas ácidas del propio olor de Yoongi. El cálido susurro del aroma a bebé apenas percibiéndose debajo de tantas feromonas alfa. Justo como a Yoongi le gustaba, como Jimin exigió luego de ver el nido. La camisa sucia de Jimin estaba debajo de las almohadas en la parte superior del nido y una nota de orgullo se filtró en el vínculo. El alfa de Yoongi puede negarse a querer un nido o hacerlo él mismo, pero está perfectamente bien con reclamarlo como suyo y dejar una huella.

Era perfecto y lo sería mucho más cuando Jimin se dejara querer totalmente y sin reservas. Simplemente hacía falta un poco más de tiempo.

Un susurro de voces desde la oficina hizo que Yoongi se apartara del nido. El reloj en su muñeca marcaba las tres de la tarde, por lo que no era extraño que Jimin siguiera trabajando cuando faltaban algunas horas para terminar el día. Seguramente Taehyung estaba poniendo al día a Jimin con la programación del horario. Soomi se fue luego de la tarde de compras. Yoongi se calzó los zapatos y se dirigió a la puerta.

—Lo siento, señor Park. No entiendo. —Una voz femenina fue lo primero que escuchó Yoongi al abrir la puerta.

—Los extractos bancarios, Jisoo ¿Qué parte no entiendes? Llevo diez minutos preguntándote por qué no compartiste los extractos del último trimestre con el personal de auditoría. —La voz de Jimin era calmada, pero la nota de autoridad notaba detrás de cada palabra.

—Pero sí lo hice, señor.

Yoongi sintió la exasperación de Jimin a través del vínculo, antes de escucharla en sus palabras.

—Entregaste las copias impresas que haces para el archivo. Se te pidió que entregaras las originales expedidas por el banco. No lo hiciste en el plazo de una semana que se te dio ¿Por qué?

Yoongi no sabía si aparecer en medio de esa discusión era lo correcto por lo que se quedó en el rellano de la puerta tratando de no ser notado todavía. El informe de auditoria fue entregado hace unos días y el dictamen del auditor fue revelador, pero Jimin no dijo nada sobre enfrentar el problema de raíz todavía.

—¿Para qué querían las originales del banco? Son las mismas que imprimo para el archivo. —La omega estaba decididamente en rebeldía ante las demandas, pero su aroma delataba su nerviosismo.

—No es tu lugar cuestionar eso. —El alfa detrás del escritorio se enderezó y Yoongi sintió orgullo inflar su pecho al ver la camisa que Jimin estaba usando. Todavía era formal, pero llevaba el cuello y los primeros botones abiertos sin quitarle la elegancia y seriedad al traje completo.

El orgullo se volvió aprehensión cuando la omega abrió mucho los ojos y se llevó una mano a la boca. Obviamente vio la marca en el cuello de Jimin.

—Señor Park —exclamó Jisoo, aparentemente horrorizada, pero Yoongi no creyó su acto ni por un segundo.

Durante toda la semana, los rumores fueron creciendo en el edificio y saltaron de departamento en departamento, de piso en piso. Los que vieron la marca tuvieron mucho de qué hablar, aun si no conocían el origen de la marca y los que no, escuchaban y repetían como en ese juego infantil del teléfono.