Despojo

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La insistencia del rey por hacerle un funeral a su esposa había rendido sus frutos. Su gente, un poco molesta ya que el cuerpo estaba en estado de putrefacción, se movían para organizar el evento. Los sirvientes y sacerdotes que pudieron llegar pronto con Pushkin a la cabeza acomodaron tanto el cuerpo de la reina como el lugar: bendijeron y dieron las ordenes de como limpiar el cuerpo de la mujer con aceites bendecidos. En toda la sala había un silencio que quebraban los que estaban a cargo y hacia un frio casi insoportable por el encierro. El aroma a podrido que se mezclaba con la lavanda de los aceites causaba que a todos se le revolviera el estómago, en lugar de cubrir ese aroma típico de un cuerpo en descomposición, lo hacía peor. Sin embargo, nadie era capaz de quejarse.

— Ponle su vestido blanco bordado con oro... seguro ella lo hubiera querido así. — le dijo Ivan a una sirvienta que fue en busca de la prenda.

— ¡Por favor, más cuidado! — gritó Jouno agarrando el brazo de Tecchou para que le ayude a poner orden. — estoy oyendo movimientos muy bruscos con el cuerpo de nuestra señora.

No estaba equivocado, dos mujeres que la estaban vistiendo estaban siendo un poco descuidadas por la prisa. Presas del asco por el aroma soltaba nauseabundo y la forma en que se despedazaba en sus manos por los aceites y el agua bendita. El cuerpo estaba algo hinchado, morado y su piel parecía que se desgarraba con cada roce.

— El catafalco fúnebre está listo. — comunicó Ivan en el medio de la sala. — nos acomodaremos para trasladar el cuerpo una vez que este todo listo.

El catafalco era sencillo dado que la pondrían en uno mejor durante el velorio en el Kremlin, pero aun así tenía su típica base de madera robusta, tapado con telas oscuras, flores y cruces de oro para que no se viera feo y demostrara el estatus que la fallecida tenía. Agatha había dirigido esa decoración con una gran ira acumulada. Pues, aunque le había insistido a Fyodor de que la ayudara, este se negó diciendo que eso no tenía sentido.

— ¿Qué te sucede, Fyodor? Es tu madre. — le había parado en la escalera. El príncipe apretó los labios mirando hacia un costado.

— No; Su divinidad se ha ido, ya está en estado de putrefacción... — su voz sonaba dura. — no le encuentro el sentido.

— Merece descansar en paz.

— Y que la entierren y le oren durante unos días, no descansara en paz porque paseen su cadáver hasta el kremlin. — hizo una pausa antes de reanudar su camino hasta el piso de arriba. — ella murió hace días, esto es solo espectáculo.

— ¡Son órdenes del rey! — lo siguió subiendo los escalones de a dos. — Además, ¿a dónde vas?

Fyodor se paró abruptamente antes de mirarla.

— Tengo que buscar algunas cosas en mi antigua habitación, le pido que no me moleste.

Agatha se quedó en silencio viendo como el príncipe subía a su antigua habitación y se volvía uno con la oscuridad, sentía una amargura que se transformaba en un retorcijón en su pecho; sentía un remolino de angustia y enojo en su interior. Apretó sus puños con una mirada con tanta fuerza que marcó sus prolijas uñas en sus manos. Tenía una mirada de muerte clavada en el pasillo por el que Fyodor se había perdido, parecía que con su mirada quería incendiar el lugar. Se apoyó en la pared para calmarse por un instante.

No podía entender como la trataba así cuando le había prometido antes de casarse que haría lo posible para que ella estuviera bien, cada día se sentía más traicionada.

No podía quedarse ahí, impotente. No iba a permitir que él la ignorara de esa manera, quería ser escuchada y si lo tenía que hacer por las malas que así sea. Se mordió el labio mientras pensaba en sus próximos movimientos. Unas lágrimas se acumularon en sus ojos, pero las contuvo. Se dijo que no se permitiría mostrar así por lo que se limpió con la manga algunas rebeldes gotas saladas que se desplegaron sin vergüenza y se limpió la nariz con un pañuelo.

Grotesco resplandor - fyolai Donde viven las historias. Descúbrelo ahora