Capítulo 3

4.8K 263 22
                                    

Pov. Max

Había cometido un gran error al golpear a mi hermana. Ella no tenía la culpa de que yo sea débil. Deseaba probar sus labios aunque fuese una última vez, pero cuando estaba cerca, me imaginé a Sofi y su sonrisa. Me enojé demasiado conmigo, ni Abby y ni Sofi se merecían esto, soy algo despreciable. Y lo comprobé cuando Abby salió huyendo. Mis padres y mi novia habían presenciado esto. Ninguno de nosotros hicimos algo para ir tras de ella, yo quería disculparme pero no sabía cómo.

Papá se acercó y me golpeó dónde lo había hecho a Abby, podía sentir la sangre en mi labio. Lo tenía merecido.

- Que sea la primera y última vez que golpeas a Abby, ya se han hecho daño. En especial ella a sufrido más. Tu tienes a Sofi y ella no tiene a nadie.

Se marchó con mamá, dejándonos a Sofi y a mí a oscuras. A tientas, Sofi encontró el apagador, y encendió las luces. Corrió hacia a mí y besó mi herida. Ella me amaba y yo a ella. Ella me había quitado parte del dolor. Ella me hacía feliz. Sin ella, estuviera perdido.
La abracé más fuerte y enterré mi rostro en la curva de su cuello, quería estar con ella, así que la levanté y ella enredo sus piernas en mis caderas. La subí hasta mi antigua recámara y la posicioné en la cama, haciendo que su cabello esté esparcido por todo el colchón. Imaginé que Abby era la que estaba aquí en estos momentos. Pero estoy cometiendo un gran error, ella es Sofi, yo amo a Sofi...

Pero amas aun más a Abby, la voz que hace mucho no estaba en mi cabeza, se hizo presente.

*

Pov. Abby

Unos gentiles movimientos y un llamado de despertaron, papá estaba aquí despertándome.

- Buenos días pequeña - por lo menos era la pequeña de alguien.

- Buenos días - me estiré, me acomodé de manera en que quedara sentada con las piernas estiradas y la cara de papá se puso pálida

- ¿Qué ocurre? De repente estabas bien, y después estás así.

Se levantó y buscó algo, regresó y me puso en frente un espejo. No sabía que estaba mal conmigo, hasta que, un espacio en mi labio inferior estaba morado, claramente resalta sobre mi piel blanca.
Ayer cuando salí huyendo no me dio tiempo ni de revisarme, lo que deseaba en ese entonces era dormir y pensar que era una pesadilla, no lo era así.

- Te duele - más que una pregunta era una afirmación.

- No, el dolor emocional es más fuerte - tragué mis lágrimas - papá, yo aun lo quiero pero él esta con ella.

Bajé el espejo a mi regazo y me veía en él. Era patética, pero yo había decidido algo. Incluso no me di cuenta cuando él entró, lo supe porque ante esa mirada mi cuerpo reaccionaba.

- Si necesitas algo gritas pequeña - alcé la mirada y vi a papá en la puerta, asentí.

- Sientate, por favor - le dije a Max y lo miré, y pude notar que también tenía un moretón en la misma parte que yo. ¿quién habrá sido?

- Fue papá - como si leyera mi mente me dio la respuesta.

- Bueno, me alegro.

- ¿Te golpeé muy fuerte?

- No, es algo que puedo soportar.

- Peque...

- Escucha Max - lo interrumpí y tomé una profunda respiración, necesitaba arreglar las cosas, sino ésta semana será una tortura - yo no te he olvidado - me quedé en silencio y lo observé, se parecía mucho al Max que la última vez, unas bolsas estaban debajo de sus ojos, los cuáles me correspondían la mirada con algo que no sé describirlo; estiró su mano y tocó mi rodilla, no quería ser vulnerable y encogí las rodillas y puse mi barbilla en ellas sin apartar la mirada del él - pero Sofi te hace feliz - continúe - y sé que ella te ama, ella es todo lo contrario a mí y me alegro, creo que si hubieras encontrado a alguien igual a mí, no lo soportaría así que te deseo lo mejor Max.

El encanto de MaxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora