Capítulo 11

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SORPRESA, DISFRUTEN DEL CAPÍTULO

Mi pequeña y dulce Abby había escrito con tanto detalle nuestra relación. Acabé el libro rápidamente, el final fue como terminó, yo llendome sin regresar y ella quedándose en su miseria. Era de esperarse, pero después del final había un epílogo, todavía no quería leerlo. No quería saber el cierre de nuestra relación. Después de leer sus cartas y el libro, la esperanza había vuelto a mí. Soy peor que una adolescente hormonal, sin decidir que hacer. Pero aunque la esperanza esté ahí, yo ya estoy comprometido con Sofi, no puedo abandonarla para irme con Abby, ninguna se merece esto. Si elijo a alguna la otra sufrirá y viceversa. No sé que hacer, estoy entre la espada y la pared.

- ¿Max? - Sofi entraba a la habitación de Abby.

- ¿Qué ocurre? - estaba acomodando las cosas que me dio Abby, no quería que Sofi las viera, son mías y sólo mías.

- ¿Estás bien? - preguntó tímidamente - tu papá llamó y dijo que ella estaba bien, mañana la darán de alta.

Esa noticia alivió un poco la culpabilidad que tengo sobre mis hombros.

Sofi se acercó y se acomodó a un lado mío. Sentía que invadía el espacio de Abby y me siento incómodo.

- Tu no tuviste la culpa, ella lo decidió. No hagas una tormenta en un vaso de agua.

Ella no comprendía

- Yo tengo la culpa. No lo dije en sentido literal, simplemente te estaba protegiendo y salió todo mal.

- Max... - me llamó y giré la cabeza.

Se acercó y me besó. Fue un beso de apoyo. Abrió sus labios y le correspondí. Poco a poco me empujaba hacía la cama y se subía encima mío. El beso se intensificó, introdujo su lengua en mi boca. Sus manos recorrían mi torso y comenzaba a desabrochar la camisa.
La cambié de posición, ella abajo y yo arriba, cuando la visualicé en la cama, no era Sofi, sino Abby.

Me aparté, debo estar mal.

- No puedo, no en la habitación de Abby.

- Perdón, sólo quería hacerte sentir mejor.

Pero yo no lo quería, yo quería a Abby.

- Voy a ver a Abby, no sé a que hora regrese - me levanté y comencé a abrochar los botones.

- Bien, espérame cinco minutos en lo que me arreglo.

¿Qué?

- Quiero ir sólo - aclaré. Ella me dio una mirada de tristeza.

*

Estaba en el hospital, exactamente en la puerta de la habitación de Abby. No podía tocar, no tenía las suficientes fuerzas para hacerlo. Y si ¿mi papá me recrimina? ¿qué hará ella? ¿me querrá ver? Dios, yo solo me torturo. Tomé el pomo, lo giré y empujé la puerta, dejándome ver a una Abby pálida, aún más de lo normal. Con los labios secos y conectada a algunos aparatos. Estaba dormida y por fin se veía en paz, desde que llegué.

- Max, explícame que fue lo que ocurrió.

- Yo le dije que estaría mejor muerta - las palabras salieron sin ningún problema.

- Bien, ¿por qué lo hiciste? - aparentemente estaba tranquilo, pero no me fiaba. Había lastimado lo único que le quedaba de Abby, su amada.

- Por defender a Sofi.

- Te diré algo, no porque defiendas o pretegas a alguien, significa que hieras a las demás personas, en especial a las que amaste alguna vez

Tenía bastante razón, es algo incongruente.

El encanto de MaxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora