Capítulo 13

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Su pregunta me tomó totalmente de sorpresa, ¿cómo se enteró de que yo sabía algo de su novia antes de todo? Pensaba y pensaba y no encontraba respuesta.

Un día mi mamá, como siempre, hacía comentarios respecto a Max, ya me había acostumbrado a que hablara de él y la mayoría de las veces no prestaba atención ya que no quería que la herida se hiciera más grande y dolorosa, sin embargo ese día fue diferente y mencionó el nombre de Sofía, por mi naturaleza de curiosa y masoquista pregunté quién era y me contestó que era una persona muy especial para Max y me sentí que el mundo se volvía, otra vez, de color negro y me marché. Tiempo después me enteré que mis padres se irían para navidad y mi cumpleaños con ellos y para sacar todo el dolor que había en mí, me desahogué en las cartas que a veces le escribía, un momento... las cartas.

POV. MAX

Sus hermosos ojos miel se agrandaron con sorpresa y enojo, y entendí porque lo preguntaba. Pero no sabía porque su enojo, no hice nada malo.

- ¿Leíste las cartas que te escribí, pero nunca envíe? - su voz lanzaba dagas hacia mi pobre y miserable persona.

- Sí, y antes de que te enojes más, en mi defensa diré que son mías por lo tanto tengo bastante derecho para leerlas - quería aligerar el ambiente, pues no iba como planeaba - Son mías - su ceño se hizo presente y en absoluta le parecía que tuviera la razón - al igual que tú - y con esas palabras me regaló una hermosa sonrisa y fugazmente me recordó a alguien que eh visto pero no recuerdo dónde.

- ¿Ocurre algo? - su sonrisa se desvaneció y sus ojos me volvían a recordar a esa persona.

Sofía, mi conciencia me traicionó.

No, no es ella. Hay alguien más, pero ¿quién?

- Me dijo que era muy especial para ti y después pensé que era tu novia y me resigné, habías encontrado a alguien más.

No entendía nada de lo que me había dicho - mi mamá me dijo eso sobre ella - y con eso entendí de lo que me hablaba.

Se acercó a mí y me besó, la tomé de su lindo rostro y profundicé el beso que tanto anhelaba desde hace bastante tiempo, extrañaba el roce de sus labios contra los míos y la forma en como perdía el control, amaba cada parte de su cuerpo, jamás pude olvidar cada borde, cada lunar esparcido como una galaxia en su cuerpo, cada hoyuelo que se le formaba y cada cuerva que me mataban cuando caminaba. Para mi desgracia y la de mi cuerpo se alejó antes de que pudiera hacer algo más y no la culpo, en verdad siento la situación por las que se están dando las cosas, ninguno de los dos se lo merece y en especial ella, quiero mostrarle que la sigo amando a pesar de los errores y daños que nos hemos hecho, y siento que aún no es tarde porque estamos aquí.

- ¿En qué piensas? - su curiosidad se había tardado en salir, otra cosa que amaba de ella.

- En cuánto te amo - sus mejillas se tornaron con un ligero toque de rosa y me alegraba poder, todavía, lograr que se pusiera así.

- Cambiando de tema - no lo quería admitir que todavía puedo ponerla en ese estado y mi ego se agrandó aún más - ¿a qué hora llegamos mañana?

- Como a las diez regresamos para allá, ¿te parece?... ¿Por qué la pregunta?

- Mmmh - no me gustaba esa contestación y ni el sonido - es que... mmmh quiero ir al hospital a ver a Matt - el nombre lo dijo muy suave, tan suave como la cera y sentí celos. Que por un instante me enojé.

Ese nombre, no puedo enojarme o ¿sí? No, dictó de inmediato mi cabeza, ya bastante le hiciste a ese pobre bastardo y ya no lo arruines. Ella ahora está contigo y no con ese mal nacido de Matt.

El encanto de MaxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora