1997.
¿Qué más podía salir mal en otro año de ataques terroristas, llamados por un alto al fuego, desapariciones y asesinatos de figuras públicas e inocentes, teorías conspirativas y recesiones? Definitivamente no la clonación de una oveja que adop...
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❛EL FACTOR SORPRESA❜
16 de diciembre, 1997
La furgoneta de Blanche no es exactamente la comodidad hecha máquina, con todos los arreglos que tuvo que hacer para que cupieran las posesiones de sus amigas. Teniendo que desmantelar la cama que habían armado para el viaje, se las ingenió para colocar las cajas de modo que, al extender un edredón, fuera capaz de dormir sin caer por algún colapso de estas. Lo que, lamentablemente, se traduce a tener que soportar los pinchazos de aquellas cosas que sobresalen de las cajas.
No está familiarizada con pernoctar. Solo por la naturaleza de su viaje con sus amigas y la posterior situación que, ahora, la ata a Cumbria, tiene que hacerlo, lo que le cobra factura. Lo hace, lo tolera por el contexto, pero se lamenta: Era temporal, piensa, un roadtrip y a buscar casa, nunca más huir...
Lo cierto es que, inicialmente, estaba reacia a la idea que surgió en una de esas tantas noches que discutían sobre el futuro. Claro que quería un viaje con sus amigas, así como una salida de sus problemas, pero no puede negar que está acostumbrada a la comodidad, incluso aún cuando su situación financiera era –y es, todavía– tensa. Por ello, ante el plan concebido, no pudo evitar cuestionar la logística, en espera de posponer el inevitable evento:—. ¿Pero dónde vamos a dormir? ¿Dónde vamos a aparcar? ¿Dónde nos vamos a asear? ¿Y si tengo una diarrea espantosa que atender urgentemente?
Ante ello, Flora había titubeado, tras haber accedido con inicial emoción. No obstante, estaba en ánimos de vivir aventuras, por lo que Synnove y Blanche no tardaron en convencerla con sus argumentos.
—¡En la Van, por supuesto! —respondió Blanche, riendo, apartando los ojos de esa monumental tesis en la que estaba trabajando, como si aún hubiera detalles a pulir, los cuales sus revisores no notaron—, y sobre aparcar, muchos de los sitios que marqué tienen lugar de acampar... Además, los supermercados siempre dejan estacionar ahí.
—Y si te da diarrea, siempre puedes vivir la experiencia medieval completa y cagar a la orilla de la carretera —dijo Synnove, haciéndose un té. Desvió su atención a sus amigas, congregadas en el salón que fungía de sala, comedor y estudio—, ¿Eso es históricamente correcto, Blanca?