Sin ti.

Mei

Hola a todos, estube tan cerca de olvidarme publicar este capítulo, como sea, aquí les dejo el siguiente capítulo,  me gusto escribirlo, espero les guste leerlo, es hora de un nuevo capítulo con un nuevo personaje. Los que quieran pasense por "Por siempre".

Sin más que decir, no los entretengo más, disfrutenlo.

— ¿Jane? Te encontré, temía que no estuvieras aquí, escuche que estaban de gira, así que tal vez seguirían viajando, que bueno que no— dijo mientras terminaba de recoger sus cosas, se levantó extendiendo su mano en mi dirección que solo pude ver—¿No me reconoces? Soy Mei

— ¿Mei?— ahora que lo decía, sí, lo hacía, era la hermanita de Laura, bueno hermanita de Laura, porque era menor que ella, pero en sí ella era de mi edad, era igual a Laura cuando tenía su edad ¿Qué edad tenía ahora?

Ella asintió sin dejar de ofrecerme su mano, la tomé y algo me estremeció, me ayudo a levantarme, se veía igual a Laura, aunque su cabello era lacio y el de Laura era ondulado, era un detalle que no afectaba en verla como su hermana.

—Venía a buscarte y recordé que Laura me contó una vez del departamento que tenían juntas ¿Aún vives ahí?— me preguntó, la voz era diferente o eso creo, con tanto tiempo que ha pasado, ya había olvidado como suena la voz de Laura.

—Sí, aún vivo ahí— respondí, no podía quitarle los ojos de encima, era como el fantasma de Laura, una imagen que me dolía, pero a la vez había extrañado tanto, ella dejo de mirar las calles y me sonrió, el parecido era realmente doloroso.

—Bueno dale un abrazo a tu cuñada— dijo extendiendo los brazos hacía los lados, parpadeé un par de veces sorprendida, ella no esperó mi reacción, solo me abrazo con fuerza— Tú sabes que lo eras, Laura te amaba tanto que...ustedes estaban prácticamente casadas— sus palabras apretaron con fuerza mi corazón que tuve que respirar hondo para contener las lágrimas.

Cuando se separó unas lágrimas rodaban por sus mejillas, asentí con una sonrisa melancólica, miró hacia arriba y luego puso una mano en mi hombro.

—Laura tenía un buen gusto, mírate, seguramente eres una rompe corazones, digo lo tienes todo, fama, dinero, además de que eres muy atractiva— sentí como me sonrojaba, acaso estaba coqueteando conmigo, ella suspiró y me dio unas palmadas en el hombro.

— ¿Gracias?

—Es bueno verte de nuevo, la última vez que te vi fue...— se detuvo a sí misma y trago saliva, mientras sus ojos se cristalizaban otra vez, agache la cabeza.

—En el funeral de Laura— ella asintió nos quedamos en silencio, la miré tratando de recordarla, separar los recuerdos que surgían en mi cabeza de Laura y recordarla a ella, y fue ese recuerdo que encontré, el funeral, ella llevaba un vestido negro y sus ojos tenían unas rayas verdes cuando lloraba, lo había hecho todo ese día, por lo que tenía los ojos rojos.

—Es increíble, ¿Cuánto ha pasado? ¿Y las gemelas? No pude encontrar su casa.

—Ahora viven en un tipo de mansión, en un condominio, por la parte alta de la ciudad— ella asintió mirando hacía una de las calles que daban para ese lugar— Carmen debe estar ahí, se mareó en el viaje y Clara está en el cine con... está en el cine— me corregí, no podía estar contándolo me matarían.

—Que lastima, yo quería verlas—se quejó, haciendo un pequeño puchero, tal como su hermana lo hacía, tragué saliva, metí mis pulgares en cada bolsillo de mis jeans, encogiendo mis hombros—Seguramente aparecen en un rato, podemos esperarlas— comenté, encogiendo aún más mi hombros— ¿Puedes?— le pregunté .

—Sí, no trabajo los sábados, ni los domingos, no trabajo los fines de semana— balbuceo con una sonrisa en el rostro.

— ¿Trabajas? ¿Trabajas aquí?— pregunté sorprendida aunque también preocupada, verla era difícil, para que sucediera frecuentemente, ella asintió con la cabeza emocionada.