¿Dónde esta?

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Hola chicos, espero no haberlos asustado con el tamaño del capítulo anterior, como sea les dejo el siguiente capítulo, disfrutenlo, comenten, voten o amenacen, lo que los haga feliz, no los entretengo más.

No tardamos mucho en llegar a la cafetería de Olivia, por la hora no me sorprendía que el lugar tenga pocas personas, miré a Olivia limpiando una mesa.

— ¿Dónde está?— le pregunté apoyándome en la mesa, ella se irguió haciendo un mechón de cabello hacía atrás, se cruzó de brazos enarcando una ceja.

—Eso debería preguntártelo yo, se supone que debió llegar hace horas— se quejó, abrí la boca inspirando con fuerza, Clara se paró detrás de mi tomando mis hombros.

—Tus padres se la llevaron—le explicó, pude ver el segundo de su gesto sorprendido antes de que volteara a ver a otro lado.

—Genial, otro problema— dijo con ironía y volteó a verme, con el ceño fruncido, en una expresión en la que decía "Esto es tu culpa"

¿Dónde está?— repetí, ella miró a los costados, se giró a ver a las dos chicas que estaban atendiendo cerca de ella.

—Jess cúbreme un segundo— recordaba a la camarera, ella asintió y supongo que se dio cuenta de que algo no estaba bien, Olivia caminó a la puerta que supongo daba a la cocina hizo un gesto de que la siguiéramos.

— Debe estar en casa, el infierno que debe estar pasando— comentó apoyándose en una despensa, Clara miraba alrededor desde el desayuno no habíamos comido nada— ¿Cuándo fue eso?

—Hoy, en el desayuno, estábamos en un hotel...— le expliqué, ella levantó la mano.

— ¿Un hotel? ¿Pensaron en decirme que no vendría hoy?— me interrumpió, me encogí de hombros.

—Era cumpleaños de Jane, fuimos a la playa— explicó Clara otra vez, sentía que nos desviábamos del tema.

—Como sea ¿Dónde es tu casa?— le pregunté, ella volvió a cruzarse de brazos.

—Tranquila, no creas que te voy a llevar— fruncí el ceño y apreté los dientes, ella suspiró— ¿Quieres empeorar más las cosas? No conoces a mis padres, no sabes cómo deben estar— ambas nos callamos cuando el celular de Clara empezó a sonar, lo contesto y se a unos pasos de nosotras, Carmen y Violette se estaban encargando de mi madre.

—Aun así tengo que encontrarla...

— ¿Y hacer qué? ¿Hablaras con mis padres? ¿Te la llevaras? No pueden seguir fingiendo que todo está bien— me dijo sería, se hizo hacía atrás dejando que una de sus amigas sacara un pedido— No tengo nada en tu contra, Rachel es mi hermana y lo único que quiero es que no sufra, y la he visto sufriendo por ti... hablare con mis padres, por Rae, es tarde y ahora no puedes hacer nada.

Volví al departamento sola, rechazando la propuesta de todos de comer algo, marque otra vez el número de Rae, seguía apagado, me estiré a entregarle al taxista el dinero y baje del auto.

Sonreí cuando vi a alguien sentado en la puerta de la pastelería.

—Estaba preocupada por ti...— dije avanzando y casi rompiendo mi corazón cuando me di cuenta de que no era Rae.

Mei levanto la mirada, sonrió avanzando hacia mí, se detuvo a unos pasos, mi decepción no podía ser más obvia, saque la llave de mis bolsillos para poder entrar.

— ¿Qué haces aquí?— pregunté metiendo la llave en la cerradura, volteé a verla antes de abrir la puerta, ella levantó el pequeño paquete en sus manos.

—Vine a entregarte tu regalo, no te encontré ayer, así que volví esperaba que estuvieras aquí, lo estas— dijo con una sonrisa, negué con la cabeza y abrí la puerta entrando, me giré a verla y me estiré a tomar el paquete— ¿No me invitas a pasar?

—No estoy de ánimos como para...— ignoró lo que dije y me siguió dentro, cerré la puerta resignada, subí en cuanto entre al departamento me recosté en el sillón.

—Este lugar, es mucho más grande que tu antiguo departamento— comentó caminando hasta el sofá se acomodó ahí y volvió a sonreír— ¿Y dónde está Rachel? No me digas que volvió a dejarte.

—Ella no me dejo— repliqué, ella miró a los lados como buscándola.

—Entonces dónde está— agache la cabeza.

—Con sus padres, creo— comenté, atrapé el regalo antes de que me golpeará, ella hizo un gesto de que lo abriera, le hice caso.

Dentro había un libro que apenas mire, lo dejé encima de mis piernas y me giré para agradecerle, pero no tenía los ánimos.

—A mí me parece que te dejo— insistió, solo le clave la mirada molesta, miró el lugar otra vez— ¿Qué tal la playa?

Me acomodé en mi lugar para verla mejor, ella me miró y ladeo la cabeza.

—Van todos los años, siempre al mismo lugar— me contestó, aun cuando yo ni siquiera había abierto la boca.

—Fuiste tú— me levanté señalándola, ella se encogió de hombros— tu mandaste a mi madre y a los padres de Rae

—Era cuestión de tiempo ¿Creías que no se iban a enterar? ¿O esperabas que nunca se aparecieran? Sí, los mande yo, pero no es mi culpa que tu noviecita decidiera irse con sus padres, ya es grande pudo decir que no, pero decidió irse, era de esperarse— comentó sin moverse de su sitió, mirándome atenta, con un tono perverso— ¿Esperabas que se quedaría contigo? Solo hay que ver unos meses atrás para saber que no duraría.

—No tenías derecho de meterte, lo arruinaste todo—la tomé de los hombros haciendo que se levantará y la llevé hasta la puerta— Quiero que te largues de mi casa, no quiero volverte a ver nunca— la empuje fuera, tratando de controlarme, de no hacer una estupidez.

—Yo no arruine nada, solo adelante las cosas, era cuestión de tiempo, esto iba a pasar— agarré la puerta con fuerza dispuesta a tirarle la puerta en la cara.

— ¡Largo!— le grite, volviéndola a empujar fuera y golpeando la puerta con fuerza, respiré hondo y busque mi celular en mis bolsillos, no podría esperar hasta mañana.



Sin ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora