Descansar.

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Hola chicos, lo sé, lo sé, me demoré mucho, bueno es que participe en un concurso en mi universidad de cuento corto y gané, estoy tan feliz de haber ganado, es por eso que no pude publicar estos días, bueno si quieren a los que quieran, les puedo pasar el cuento, por mi no hay problema y si ya son muchos publicarlo aparte, no sé bien aun.

Como sea, aquí les dejo el nuevo capítulo, disfrútenlo, el JUEVES les traigo otro, buena semana a todos.

Pasó una pierna por encima mío y se sentó sobre mi cadera, yo tenía las manos en su cintura, la acariciaba por encima de la camiseta que llevaba, sonreí y mire su rostro, ella arreglo su cabello y acarició mi mejilla.

-Si te hago doler detenme- me apoyé sobre mis codos, para darle un beso, ella se separó un poco, y puso esa cara de hablo enserio, asentí y la tome por la cintura, ella se inclinó hacía adelante y con su mano cerró la laptop, el ruido que provenía de ahí se calló.

Ambas reímos y miramos la laptop la tomó y la puso en la mesa de noche, me acomodé para sentarme, ella se volvió a sentar -Estas adolorida esta es una mala idea- me acerque a ella y quite el cabello de su hombro, bese su piel y vi como ella hizo la cabeza hacía atrás.

Seguí mi camino hacia arriba, besando su cuello, retirando el cabello que podía atravesarse en mi camino - ¿Estas segura?- pregunte traviesa, una sonrisa se dibuja en mi rostro sin que pudiera evitarlo.

Se giró y me beso y supe que había ganado, la abrace de la cintura, jalo como podía la camiseta que tenía, ella empezó a bajar sus besos hasta llegar a mi cuello, intente no suspirar, era inútil estaba loca por ella, me mordí el labio inferior y metí mis manos por debajo de su ropa.

Acaricie su espalda, ella se movió, anoté mentalmente que tenía cosquillas aquí, le quite la camiseta y la tire lejos para que no pudiera ponérsela, un rubor cubrió sus mejillas, pero sus ojos cafés parecían negros.

Volví a besarla, lamí sus labios pidiéndole que me dejara entrar, mis manos recorrían su piel, sentí una llama encenderse cuando nuestras lenguas se juntaron y empezó a desabotonar los botones de mi blusa.

-Si te duele- susurró separándose y mirando un botón que le hacía la guerra, reí ante su desesperación por sacarlo, cuando me lo quite yo, pensé que iba a arrancarlo.

-Voy a estar bien-le aseguré, ella terminó de quitármelo y lo tiró al suelo, sería tan difícil vestirnos luego, miré dónde terminaba mi blusa y sentí sus delgados dedos recorrer los bordes de mi sostén.

-Eres hermosa- susurró y aproveche para mirarla también, negué con la cabeza, con uno de mis dedos, empecé a bajar una de las tiras hasta que quedaron en sus brazos, ambas tiras, volví a ver sus grandes ojos que me observaban detenidamente.

- ¿Estas segura? Podemos terminar de ver la serie o película- ella negó con la cabeza, se acercó y paso su mano desde mi cuello hasta el borde del pantalón, lamí mis labios y esperé a que hiciera algo.

- ¿Tú quieres parar?- preguntó alejando un poco las manos, negué con la cabeza acomodándome, se acercó y beso mi abdomen y un escalofrío recorrió mi espalda y ella comenzó a bajar con sus besos.

Sentí como algo acariciaba uno de mis brazos y dibujaba pequeños círculos en estos, un escalofrió me recorrió, me daba algo de nervios esta sensación en mi brazo, con un pequeño cosquilleo que haría que rascará esa zona.

Alejé mi brazo acomodándome en mi sitio, puse mis brazos por debajo de la almohada, como amaba esa posición, pero otra vez volvió esos dibujos en mi brazo, luche con todas mis fuerzas por no abrir los ojos.

­-Me haces cosquillas- susurré, rápidamente se separó, suspire volteándome a verla, y en cuanto vi esos enormes ojos cafés supe que era lo primero que quería ver al despertar, todas las mañanas de lo que quedaba de mi vida -Buenos días- le dije acariciando su mejilla con mi mano.

-Perdón, no quería despertarte- se disculpó me acerque a callarla con un beso, ella sonrió y me abrazo, no me levantaría nunca de la cama así, pero sabía que algo nos haría levantar tarde o temprano, solo me quedaba disfrutar de los minutos que tendríamos.

- ¿Quieres desayunar?- me pregunto, lo dude un poco, pero sentía el estómago vacío, termine rindiéndome por el hambre, asentí apoyándome en mis codos, Rae salió de la cama y recogió la ropa que estaba en el piso alcanzándomela.

Odie tanto tener que vestirme en este momento, pero también tenía mucha hambre, me acerque a ella mientras se amarraba las zapatillas, retire su cabello del cuello y le di un peligroso beso en el cuello.

- Las gemelas dijeron que vendrían, quieren conocer el departamento- me comentó, en algo que entendí como que me detuviera, gruñí y me acerque al otro borde de la cama, estirándome para tomar las muletas.

- ¿Qué quieres de desayuno?- me pregunto antes de correr en mi dirección, me ayudo a levantarme era lo más difícil, más que subir o bajar las escaleras, cosa que ponía nerviosa a Rae, ambas nos dirigimos a la cocina.

-No lo sé ¿Qué tenemos?- le pregunte, ayer vimos los diez primeros minutos de una película, netflix, siempre es tan útil, aunque en ese momento solo quería verla a ella, lo que paso después ya es algo privado.

Ella reviso el refrigerador, y volteo a verme con la pregunta en el rostro, estuve tentada a solo pedirle un café pero tenía mucha hambre, pero tampoco quería que Rae se esforzara en un desayuno en el que podían contentarme con un poco de café y cereales.

-Tal vez debimos ir a comprar algo- me dijo, alejándose del refrigerador y apoyándose en uno de los muebles de la cocina, se veía preocupada, como siempre tan linda, era perfecta.

-Te invito a comer algo- me levante y trate de acomodar mi cabello debajo de una gorra, tomé otra y se la puse encima, ella negó con la cabeza, con una sonrisa en el rostro, busco un espejo donde peinarse.

Cuando estuvo lista salimos, buscamos unos sándwich y salimos a dar un lento paseo por un parque cercano, no iba a dejar que las muletas me impidiera hacer las cosas, aunque la preocupación de Rae parecía que pudiera.

Era sábado, muchos niños corrían, gritaban y reían en el parque, algunos que parecían reconocerme se me acercaban, pude ver en el rostro de Rae una sonrisa melancólica, cuando los niños se alejaron.

- ¿Cómo crees que habría sido?- me pregunto miró hacia el espacio en dónde un grupo de niños y niñas jugaban, no necesite algo más para saber en qué estaba pensando, me detuve y ella avanzo un poco más -Perdón, estoy diciendo tonterías- se disculpó y se sentó en un banco, cabizbaja.

Me acerque a ella y miré hacia arriba, hice un gesto de disgusto, y suspiré buscando las palabras- Creo que tendría unos ojos grandes como los tuyos, que los habría usado cada vez que se hubiera metido en problemas, sin duda sería travieso, el departamento habría estado lleno de juguetes regados por el suelo, las paredes tendrían dibujos y las pintaría todos los días- me detuve con una sonrisa y miré a Rae que tenía los ojos cristalizados, hice esa sonrisa más nerviosa.

- Perdón- se limpió una pequeña lágrima que quiso caer por su mejilla.

-No tienes nada porque disculparte- contesté, me hubiera gustado arrodillarme enfrente suyo pero no podía hacerlo, solo me estiré a acariciar su mejilla.

- Querías una familia y yo... no pude dártela- dijo comenzando a llorar y tratando de ocultar su rostro en sus manos.

- No, Rae...- me senté a su lado, sin preocuparme dónde caían, la rodeé con mis brazos y ella se escondió entre mis brazos -La única familia que necesito eres tú, si me gustaría un niño o una niña, pero sobre todo lo demás te quiero a ti- le dije acariciando su espalda ella seguía llorando.

Debía admitirlo que en un momento me había emocionado por tener una familia con Rae, tener a un pequeño en casa, alguien que sea como ella, pero no fue, aun así adoraba el tenerla conmigo, sólo ella, no estaba bajo discusión, no podría faltar por nada de este mundo.

Sin ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora