Cumpleaños parte 2

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Chicos aquí por fin les traigo el siguiente capítulo, espero que lo disfruten, espero sus comentarios, votos pero sobretodo que les guste,  pueden comentar aquí o en mi nuevo FACEBOOK búsquenme como ZJonetsu Wattpad.

Llegamos antes del atardecer al hotel, en cuanto las gemelas se enteraron de la existencia de una piscina se les olvido el plan de ir a la playa, en unos minutos ya estaban salpicando en las transparentes aguas de esta.

Me senté junto a Rae, en esas sillas alrededor de la piscina, ya sonreía mientras veía a las gemelas y a Vi jugar con un balón que se encontraron por ahí, acaricie su hombro y ella se apoyó en el mío.

— ¿Por qué estabas tan sola aquí?— pregunte y ella se abrazó a mi brazo, use mi mano libre para acariciar tu cabeza.

—Porque te demoraste mucho en cambiarte— susurro acomodándose, pude ver la pelota salir de la piscina.

Vi puso sus manos alrededor de su boca — ¡Pelotita por favor!— grito y las gemelas movían sus manos de un lado a otro para llamar nuestra atención, me giré a besar a Rae ignorándolas.

Sentí la risa de Rae junto a mis labios, yo sólo sonreí, lleve una de mis manos a su mejilla, cuando escuche el sonido de los pasos de una acercándose, unos segundos después sentí el golpe de la pelota en mi cabeza.

Me giré a ver cuál de ellas me había golpeado, pero Violette ya había agarrado mis pies y Carmen me tomó de los brazos, me levantaron meciéndome, intentaba soltarme pero era inútil.

Las chicas solo reían y seguían balanceándome de un lado al otro y empezaron a contar, agradecí haber dejado todo en el cuarto, cuando me soltaron y mi cuerpo golpeo el agua, deseé matarlas.

Cuando salí a flote escuche la risa de las tres, Rae se había acercado al borde y estaba arrodillada junto a esta, señale a Vi y a Carmen amenazándolas.

—No se atrevan a tocarla, no sabe nadar— Rae rápidamente se giró a verlas las dos retrocedieron y entraron a la piscina mojando todo a su alrededor, Clara se acercó a Rae y le señalo ya parte de la entrada de la piscina dónde podría sentarse y apenas le llegaría a la cintura.

Sentí como me volvieron a hundir y esta vez aparte a Vi a Carmen nadando hasta Clara, que me sonrió con dulzura —Nada de intentar ahogar a la cumpleañera— les advirtió y ellas empezaron a reír, por más que no quisieran admitirlo, se llevaban muy bien.

La tarde se pasó entre juegos en la piscina, algunas luciéndose en sus habilidades en el agua, y por algunas me refiero a las gemelas y Violette que concursaban a los clavados, mientras Rae y yo hacíamos de jurados.

En la noche una cena, bulliciosa, mi comida favorita la italiana, no podía creer que alguien no le guste, es tan deliciosa, Rae y yo nos retiramos temprano, todo un día de estar viajando cansaba a cualquiera.

Caminábamos por los silenciosos pasillos tomadas de las manos, conversando de un tema sin importancia, durante toda la cena, el tema de conversación fue una pareja que estaba a unas mesas nuestras, parecían peleados, al parecer sería también un tema de pasillo.

—No te habrías levantado— le dije riendo, tomando con fuerza su mano, ella se acercó un poco más a mí, pase mi brazo por encima de sus hombros.

—Si no me hablaras en toda la noche, claro que sí, me iría— argumentó, yo negué con la cabeza y la solté para apoyarme en nuestra puerta, tomé su cintura acercándola,

—No lo harías, porque nunca te trataría así, no puedo no dirigirte la palabra ni dormida— ella rio, dulce, tierna y suave como siempre, poniendo la mano en su boca, me acerque para besarla.

Aun no me explicó como abrimos la puerta, pero estuvimos dentro y retrocedía hacía la cama, hasta que el borde me hizo sentarme.

— ¿Te divertiste hoy?— susurró contra mis labios, asentí y acaricie su mejilla, mientras me perdía en sus hermosos ojos, de a pocos sus mejillas se tiñeron de rosa.

Me acerque a besar su cuello mientras ella enredaba sus dedos en mi cabello, adoraba el sabor de su piel, la adoraba a ella por sobretodo

Pronto tenía más calor, ella me separó para besarme y terminamos recostadas encima de la cama, mis manos tiraban de su camiseta, pude sentir su sonrisa cuando deje de intentarlo, se separó y se lo quito, volvió a recargar sus manos en mi, desabotonando mi camisa, luchando con algunos botones.

Me levante cuando logró abrirla y la lanzó lejos, solo reír recorriendo su espalda y ahora besando su hombro, acariciando cada espacio de su espalda y jugando traviesamente en el broche de su brasier.

Arqué la espalda cuando sentí sus dedos en el final de mi columna, era muy sensible por esa zona, me miró traviesa y paso su dedo desde mi cuello hasta mi estómago, tragué saliva y abrí la boca para decirle algo.

—Te amo— susurré con un hilo de voz, y una voz ronca que normalmente no poseía, ella se detuvo, acariciando una cicatriz que tenía en mi estómago, el accidente dejo varías cicatrices.

Me acomodé sobre mis codos esperando que no se quedara callada, cuando levantó la mirada sonreía y mi corazón dio un salto de emoción, sus brazos rodearon mi cuello.

—También te amo— susurró antes de volver a besarme.

Desperté a la mañana siguiente con Rae abrazada a mí, me giré para besarla en la frente, sonrió y levanto su cabeza para besarme.

—Buenos días— susurró aun media dormida pegándose más a mí, acaricie su cabello, lo que parecía adormitarla más, me giré para mirar el celular que empezó a sonar.

En la pantalla había un mensaje de las gemelas "hora de desayunar" gruñí y me abrace de Rae, bese su mejilla, ella me sujeto por la cintura con fuerza, sonreí porque seguramente sabía que teníamos que levantarnos.

—No queremos que vengan ¿O sí?— pregunte.

—No...— me empujó fuera de la cama molesta y se giró para intentar seguir durmiendo, yo sólo reí y me empecé a vestir, toda mi ropa estaba en el suelo.

Llegamos al gran salón después de un rato, yo traía los platos de ambas, y Rae las tazas de café, Vi silbó y las gemelas voltearon a vernos, ambas sonreímos tímidamente.

—La ropa de ayer, es una buena señal— nos molestó, Clara golpeó su brazo con la servilleta y ella rio, nos sentamos entre las gemelas, Carmen se robó una de mis tostadas.

—Tranquilas Clara volvió a las cinco de la mañana— comentó señalando a las enamoradas que estaban rojas.

— ¡Eran las tres de la mañana!— gritaron ambas, todas empezamos a reír, me giré para besar a Rae, puse una de mis manos en su nuca, para intensificar el beso.

Dos voces femeninas gritaron nuestros nombres, cuando me giré no esperé ver a mi madre parada cerca de nosotras y mucho menos a los que supongo son los padres de Rachel.



Sin ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora