Ya habían pasado dos meses desde que Luca y Amity comenzaron su relación. Cuatro meses llenos de alegría y paz, aunque también de algunos altibajos, pero al final del día, todo era parte de la vida. Muchas cosas habían cambiado en ese tiempo, pero era mejor verlo que decirlo.
En la mansión Blight, un silencio calmado se apoderaba del lugar. En su habitación, Amity disfrutaba de un cómodo sueño, hasta que fue lamentablemente interrumpida por su leal amiga, Ghost.
—Meow, meow, meow.
La gata maulló repetidamente, logrando que su dueña se despertara de mala gana.
—Ghost, ¿por qué me despiertas? —preguntó Amity, aún adormilada.
Ghost, entendiendo la duda de su dueña, señaló con la cabeza el despertador. Si no se levantaba en ese instante, llegaría tarde a Hexside.
—Oh, gracias, señorita lista —murmuró acariciando a su gata.
La chica, que hasta entonces mantenía la calma, reaccionó como un rayo y se dirigió a toda velocidad al baño. En menos de dos minutos, ya estaba lista, seca y vestida con su atuendo favorito. Bajó a desayunar a la hora habitual.
(Benditas ventajas de la magia...)
Sin embargo, su semblante cambió al cruzar el arco que llevaba a la cocina, donde solía desayunar con su padre. Su madre estaba sentada en la mesa.
—Hola, jovencita —Odalia la miró con superioridad—. ¿Por qué llegas tan tarde? Ya todos estamos en la mesa.
—Me quedé dormida, Odalia. Solo me quedé dormida.
La antigua Amity jamás habría dicho algo así, ni siquiera en sus momentos más rebeldes. Pero gracias a Alador, quien ahora tenía el control sobre ella casi por completo, Odalia ya no podía imponerle sus reglas como antes.
—No entiendo cómo el joven Luca no ha terminado contigo —soltó su madre con desdén.
Amity la miró con fastidio.
—Desde que cambiaste tu actitud y teñiste tu cabello de rosa, ya no eres una joven de bien —continuó Odalia con desaprobación.
El silencio se apoderó de la mesa. Ni siquiera los gemelos, que siempre tenían alguna estupidez que decir, pronunciaron una palabra.
—Pues si ser una "joven de bien" significa ser tu muñequita —Amity sostuvo la mirada de su madre con rabia—. Me parece excelente ser una rebelde, madre.
Ignorando la tensión en el ambiente, la pelirosa siguió con su desayuno. Cuando terminó, se despidió de todos, se aseó rápidamente y tomó su mochila. Salió hasta la reja de la mansión y, pocos minutos después, un Dodge Charger negro, idéntico al de la saga Rapidos y Furiosos, frenó justo frente a ella.
Amity abrió la puerta del copiloto y se subió. Al volante estaba Luca, quien sonrió al verla. Ese auto había sido un regalo de cumpleaños atrasado por su decimoséptimo cumpleaños. Amity aún recordaba con risa el día en que se lo entregaron.
—Oigan, hay un auto afuera de la casa —anunció Hooty, atravesado en la ventana.
Todos salieron a ver el vehículo. Al llegar, Luca y Hunter corrieron emocionados hacia él.
—¡Un Dodge Charger! —exclamó Hunter, admirando la carrocería.
—Modificado para parecerse al de Dominic Toretto —dijo Luca, pasando la mano por la superficie del auto—. Y tiene una nota.
El chico tomó el papel que estaba pegado en el parabrisas y comenzó a leer en voz alta:
"Querido Lu,
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Luz de Medianoche
RomanceLuca un joven latino con gran carisma y gran corazón y que le encantan la música, los videojuegos, la ficción y fantasía de todo tipo, tiene que despedirse de las cosas que ama por culpa de sus decisiones a causa de una ira escondida en lo más profu...