Soy, soy la brisa que se pierde en cada misa, soy los guiños de los hijos de los años. Soy la mierda más profunda de tu tripa, soy el tripi que te mata las neuronas cada día.
Soy, cicatrices rotas, lágrimas perdidas, cincuenta y cuatro escaños roban sueños roban vidas, soy el interior de un cuerpo que sólo sabe sentir cero, cero pomadas cero curas cero huesos rotos secos labios muertos por vivir.
Moratones de conciencia, con los clavos bien clavados, con la tapa de tu tumba entre los dientes, una vida consumida en estaciones. De locuras va la cosa, y de olvidar lo recordado entre tus piernas.
Gritando paraísos en cada verso, silbando balas al ladito de tu oreja, como un grito en cada arma como muerte en cada alma. Decorando el cementerio de tus ojos, perder el alma en la celda de tu ego, fumándome un cigarro en la escalera, masticando el cuerpo de las gotas que te lloran solas flojas se te caen entre, horas.
Clavando puñales en la espalda de tus padres, pidiendo perdón por estar vivo, sufriendo por el miedo a dormir entre su abrigo. Sufro por el coraje de ser yo mismo, me ahoga como una corbata de billetes, me descompongo en estas letras, lloro por la fe lloro por el poeta de mis entrañas lloro porque el esclavo muere solo, escribiendo volver a nacer, la muerte elige el calibre de tu destino, y tu destino elige el calibre de tu muerte.
Que si quieres ser libre empieza por el tinte, "me tengo que ir" que ya casi es de día, me tengo que ir que la vida no deja llamada perdida.
Vuelvas pronto, tarde o nunca, mis cenizas son para tus cenizas.